El periodista venezolano Ángel Rafael Cedeño, corresponsal de Mediaset en Caracas, ha muerto a los 38 años de edad. El reportero era colaborador de Telecinco y de NIUS, el diario digital lanzado en 2019 por el grupo de comunicación que lidera Paolo Vasile. El fallecido narraba el día a día de Venezuela, y su misma muerte evidencia también el caos sanitario y la mala situación económica que se vive en el país latinoamericano. Una realidad que Ángel acabó sufriendo en carne propia en sus últimas horas de vida.
Cedeño llevaba 20 años casado con su mujer, Viviana, y era padre de tres hijos pequeños. Todo comenzó cuando empezó a sentirse mal y, de repente, se desmayó. El final de su existencia lo pasó luchando por encontrar un hospital en el que ser tratado, pues no tuvo suerte en los dos primeros a los que acudió en Caracas, la capital de la república bolivariana.
"No podía respirar, pensé que iba a morir. Y así tocó recorrer otros hospitales hasta llegar al Clínico Universitario, donde me atendieron a las patadas y en condiciones infrahumanas. Allí, los pacientes covid y no covid permanecen en un mismo lugar […] Venezuela es enfrentarte a un sistema de salud colapsado. Una cosa es que lo digamos en un reportaje y otra que lo vivamos en carne propia", escribió Ángel en un mensaje dirigido a Julio, el cámara que lo acompañaba habitualmente, según cuenta Informativos Telecinco.
Al parecer, cuando consiguió que le atendieran, le dijeron "que no sabían qué le pasaba y lo mandaron a casa". Le recomendaron "reposo y amoxicilina, uno de los pocos medicamentos que se encuentran en las farmacias del país", y no llegaron a hacerle "ninguna prueba". Su amiga Esther Yáñez, a la que sustituyó cuando ésta decidió abandonar Venezuela, lo recuerda en un emotivo artículo publicado en NIUS. Había trabajado con Cedeño en Telesur, una televisión de la cuerda del presidente Nicolás Maduro de la que despidieron a ambos "por defender los derechos humanos" y su "honestidad como periodistas".
"Ángel era un tipo increíble, en todos los sentidos; y experto en contar la realidad de su país. Lo hacía como nadie porque la sufría como cualquiera", rememora Yáñez en el obituario que ha escrito sobre su compañero. "El lunes fue la última vez que hablamos. Le pregunté qué tal estaba, qué necesitaba […] Algo raro pasaba. Lo notaba en su voz, en su respiración, haciendo un sobreesfuerzo para comunicarse conmigo, porque Ángel siempre pensaba en los demás, porque era demasiado generoso como para no responderme. Solo me decía: 'Esther, me estoy sintiendo muy mal'. Una hora después, me comunicaron su fallecimiento", relata la periodista.
"Lloro porque estoy triste, pero más por rabia y por impotencia; porque no se lo merecía y porque probablemente si no hubiese estado en Venezuela no estaríamos lamentando su pérdida. Ángel no solo era el mejor amigo, sino también el mejor padre, hermano, esposo y persona. Era alegre, risueño y vital, pero a la vez templado […] Como periodista, era todoterreno, pateando las calles de Caracas cada día para contar la realidad de un país que amaba hasta las entrañas y que se resistía a abandonar, a pesar de todo", añade.
Para finalizar, su amiga se despide de Ángel Rafael Cedeño con unas sentidas palabras: "En nuestros corazones estarás por siempre, Ángel, no habrá olvido mientras haya memoria, y esa será nuestra manera eterna de recordarte y rendirte homenaje, para siempre. No te vas, permaneces". Descanse en paz.