Desde hace veinte años tal día como hoy se celebra el Día Mundial de la Poesía. Cada 21 de marzo, coincidiendo con el equinoccio de primavera, se busca consagrar la palabra esencial y la reflexión sobre nuestro tiempo. Por eso os recomendamos una selección de poemas para que puedas hacer tu particular homenaje a esta bella expresión artística.
En capitales como París Ámsterdam, Berlín o Bogotá se realizan hoy importantes aportaciones a esta celebración que tiene como fin fortalecer la cultura alrededor del mundo. En Europa se conoce también como Primavera de los Poetas, o en Colombia la Común Presencia de los Poetas. Una propuesta que fue impulsada por la Unesco gracias a la solicitud que hizo en 1997 Antonio Pastor Bustamante, cantautor y poeta, con el fin de sostener la diversidad de idiomas e impulsar nuevos movimientos poéticos internacionalmente.
[Sumario]
“Existe todavía una tendencia en los medios de comunicación social y el público en general a negarse a no valorar el papel del poeta”, explica Irina Bokova, directora general de la Unesco, con motivo de la celebración. Prosigue relatando que “sería útil actuar para librarse de esta imagen trasnochada, y conseguir que a la poesía se le reconozca el derecho de ciudadanía en la sociedad“. “La poesía es una ventana a la diversidad excepcional de la humanidad”, señala Bokova hoy miércoles 21 de marzo, ya que la poesía no es un lujo.
DOCE POEMAS CORTOS
Jorge Manrique
Cuando el bien temprar concierta
el buen tañer y conviene,
tanto daña y desconcierta
la prima falsa que tiene;
pues no aprovecha templalla,
ni por ello mejor suena,
por no estar en esta pena,
muy mejor será quebralla
que pensar hazella buena.
Alejandra Pizarnik
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.[…]
Antonio Machado
Virtud es la alegría que alivia el corazón
más grave y desarruga el ceño de Catón.
El bueno es el que guarda, cual venta del camino,
para el sediento el agua, para el borracho el vino.
Mario Benedetti
Un hombre
alegre
es uno más
en el coro
de hombre
alegres
un hombre
triste
no se parece
a ningún otro
hombre
triste.
Rosalia de Castro
Cenicientas las aguas, los desnudos
árboles y los montes cenicientos;
parda la bruma que los vela y pardas
las nubes que atraviesan por el cielo;
triste, en la tierra, el color gris domina,
¡el color de los viejos! […]
Pablo Neruda
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca. […]
Gustavo Adolfo Bécquer
¿Qué es poesía? Dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul;
¿Qué es poesía…? ¿Y tú me lo preguntas?
¡Poesía… eres tú!
Rafael Alberti
Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al Norte, fue al Sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas eran rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)
Luis Cernuda
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Alfonsina Storni
Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada […]
Federico García Lorca
Bajo el naranjo, lava
pañales de algodón.
Tiene verdes los ojos
y violeta la voz.
¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!
El agua de la acequia
iba llena de sol,
en el olivarito
cantaba un gorrión.
¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!
Luego cuando la Lola
gaste todo el jabón,
vendrán los torerillos.
¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!
Juan Ramón Jiménez
Estaba echado yo en la tierra, enfrente
del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente.
Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno;
a ver si con romperlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.