Quizá pueda parecer lejano. Pero ha sido hace algo menos de una década atrás cuando dos vecinas se vieron envueltas en la polémica televisiva por un rifirrafe de rellano. O al menos eso era lo que se contaba, ya que la realidad, según relata hoy uno de sus hijos, Jesús, es bien diferente.
Las 'señoras de Valencia' o las 'vecinas de Valencia', tal y como se las conoce aún en la Red, mantuvieron duros encontronazos del que muchos fuimos testigos incluso con un skecht de 'Paquita Salas'. Y en la memoria queda la manera en la que, ante la cámara, Isabel se ataviaba con bolsas de basura a modo de chubasquero.
"Mi infancia estuvo condicionada desde muy pequeño por los sucesos que tanto se han dado a conocer en la televisión", cuenta en un hilo de Twitter. Y es que el mayor de los dos hijos de Isabel dice que "sin embargo, me dolió en el alma que se ridiculizara así a mi madre y se formará un circo" porque "no se dio a entender el miedo que pasábamos cada día, en nuestra propia casa".
JESÚS HABLA DEL MIEDO QUE SENTÍAN "CADA DÍA" EN SU PROPIA CASA
Orines, lejía, productos químicos… Una retaila de líquidos que le llovían cada vez que salía del que era su hogar. Unos sucesos a los que Isabel pretendía poner fin haciendo justicia. Pero que, bajo la atención mediática, quedaron a un lado y que hoy quiere seguir defendiendo su hijo Jesús.
A pesar que casi una década después la Justicia le diese la razón a Isabel, tras más de un centenar de denuncias por acoso, condenando a su vecina Vicenta a nueve meses de carcel y una multa de diez mil euros. Jesús, hasta ahora, habría declinado a hablar del tema "por vergüenza" o "las burlas hacia mi familia".
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"Nunca lo he hablado ni con mi circulo más cercano, ya que es un tema muy delicado para mí y rememora una época muy mala de mi vida", argumenta el joven. Pero la cuestión por la que hoy decide finalmente hablar es porque su infancia estuvo condicionada "por los sucesos que tanto se han dado a conocer en la televisión".
Y es que explica que "no se dio a entender el miedo que pasábamos cada día, en nuestra propia casa". Porque su madre – escribe – luchaba cada día por mantener a salvo a mi hermano de tres años y a él, de siete. Aunque, sobre las bolsas de basura, entiende que "pueda parecer divertido y que quede bien como disfraz de Halloween o de Carnaval".
Recuerdo un día por la mañana que mi madre volvía de comprar y la vecina se le abalanzó y empezó a arañarle la cara. Mi madre pedía auxilio en medio del rellano, mientras yo la oía a través de la puerta. No podía parar de llorar y de sentirme impotente. Tenía 7 años.
— ???????? (@jesus_GD97) August 12, 2020
Incluso pone de relieve el que, para él, fue el peor momento que vivieron. "Recuerdo una noche donde ella y algunos vecinos más nos estuvieron molestando toda la noche, tocando al timbre, tocando a la puerta, insultos, excrementos en la puerta", manifiesta. "Llamamos a la policía, pero no hicieron nada porque no vieron nada extraño".
Aquella ocasión terminaba de una manera trágica. "Al final, salimos entre escupitajos y nos fuimos a un hostal", articula. Tuvieron que huir ese día de su propia casa. "Creo que nunca he visto llorar más a mi madre", expone Jesús. "Se desmoronó en la propia calle y nos pidió perdón a mi hermano y a mí".
"Yo lloré con ella, sentados en el suelo y diciéndole que todo saldría bien, que al final se haría justicia", declara ante la lectura atónica de más de ochenta mil personas que han hecho like al hilo de Twitter. Y lamenta que "al final, la gente se queda con la parte graciosa de la historia (que al final es la que dieron los medios) y no se intenta ver más allá".
Pero a pesar de todo Jesús ha tenido que asumir que su madre es un meme nacional y no le importa. "Me duele cuando la gente se burla de ella, pero entiendo que no lo hacen con maldad porque no conocen la historia completa".
En definitiva, este sería el punto y final a un relato que todos conocimos en la pequeña pantalla y que ha quedado como un pasaje más de las vergüenzas televisivas. "La historia de una mujer que defendió a sus hijos y luchó hasta el final para que no nos echarán de nuestra casa", solicita hoy Jesús. Porque, eso sí, queda reflexionar sobre la empatía nacional.