De aquellos abrazos perdidos que dibujaba Litz Licuado en 2019 quedan ya pocas horas. La artista recordaba la importancia de quererse a uno mismo en esta obra que llegaba desde Uruguay hasta el centro de Madrid. Y es que esa es la esencia del Festival C.A.L.L.E. Lavapiés: llevar el arte y sus mensajes hasta las calles de la ciudad.
Ya son siete ediciones de esta cita cultural de street art en directo en la que creadores desconocidos se pasean por uno de los barrios más icónicos y cosmopolitas de la capital madrileña. Un encuentro de los artitas con Lavapiés, en la que sus reflexiones llegan hasta el corazón de sus viandantes.
Una nota de color en fachadas y escaparates. De tal manera que las calles Argumosa u Olivar se convierten en los pasillos de una galería de arte al aire libre. Eso sí, en 2020 llega con más fuerza nunca, ya que desde el 13 de julio al 2 de agosto, al menos cincuenta artistas invitados le sacarán los colores al barrio con brochazos de talento.
C.A.L.L.E. LAVAPIÉS CUENTA CON EL APOYO INCONDICIONAL DE LOS COMERCIANTES DEL BARRIO
Y ya empiezan a cambiar, poco a poco, las luces y sombras de los locales. Mientras que otros, tienen que esperar su momento. Como es el caso de Amy Gutiérrez, regente del bar Playa de Lavapiés, que nos cuenta sobre C.A.L.L.E. que "ahora mismo todo lo que sea diferente y refrescante viene bien".
"Después de tanto tiempo de agobio en casa simplemente el hecho de tener algo que hacer en la calle, con alguna oferta, es motivo para que la gente tenga una opción", comenta entre el bullicio de la clientela y el tintineo de las copas y platos que acaba de servir. "Necesitamos un poco eso, un cambio y un poco de tranquilidad", relata la joven cubana. "Cosas diferentes en las que pensar que no sea la mascarilla, el calor, los guantes… Es guay".
Para Raquel Barrio de la Asociación Cultural Angata, en calle del Doctor Piga, este Festival de intervenciones artísticas en el espacio público del barrio de Lavapiés –es decir, C.A.L.L.E.– se trata de "un certamen de intervenciones en fachadas de comercios que organiza la asociación de comerciantes de Lavapiés".
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Así, opina que ayuda a los comerciantes porque "están más bonitas las fachadas". Pero además porque hay gente que "hace rutas para ver las obras" y de esta manera se ve el arte y a su vez la tienda. "Y ocurre al contrario: quien viene a comprar disfruta de las creaciones", argumenta Raquel.
Eso sí, al final de la calle Argumosa, después del camino a través de las terrazas de los bares que alegran la vida de la ciudad en verano, se encuentra Muebles Magarca. Allí está Pilar García cerrando las puertas de la tienda después de un largo día.
"Los comercios dejamos a una selección de artistas que hagan sus obras", explica. Ella, ilusionada, nos enseña que desde hace años guarda algo representativo de cada pieza que ha estado luciendo en su escaparate. "Es un evento muy bonito", recuerda.
Pilar, acostumbrada a participar en el encuentro cultural, nos cuenta un poco más y dice que durante toda la semana los artistas trabajarán y que se harán visitas guiadas, es decir, safaris urbanos. "Hay que apuntarse a través de la web", señala.
Su local lucirá en letras grandes la palabra "barrio". Una forma de reivindicar la cultura propia de la ciudad en una obra del sevillano Fernando Fom. Pero también se puede encontrar en otro espacio la creación de Elena Sanmiguel Urbina, 'Retratos', en la que los propios vecinos han posado para ser mirados desde el otro lado del cristal.
Y es que, sin duda, el barrio de Lavapiés en estos días de sofocante calor es más de los madrileños que nunca. Porque ni la especulación inmobiliaria recordada en alguna de sus esquinas ni una crisis sanitaria han podido silenciar el arte del color que pervive entre las calles de Madrid inspirando a artistas de todo el mundo.