Hay personajes que marcan un antes y un después dentro de la cultura popular. Superman, Tintín o Epi y Blas son el emblema no solo de una, sino de varias generaciones alrededor del planeta. Sus aventuras fueron, y continúan siendo, fuente de entretenimiento e inspiración para miles de personas que los sienten ya como un integrante más de sus familias.
Dentro de este selecto club de personajes icónicos es necesario mencionar a dos que han hecho que el interés por la historia entre los más pequeños se haya popularizado año tras año gracias a sus aventuras (y desventuras) con los romanos. Hablamos, por supuesto, de Astérix y Obélix. Creada a finales de los 50 por el guionista René Goscinny y el dibujante Albert Uderzo, esta pareja de irreductibles galos ganaron popularidad hasta convertirse en todo un éxito con más de 380 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. El argumento de las historias creadas por Goscinny y Uderzo era siempre similar: la aldea de Astérix y Obelix es la única zona de la Galia que los romanos no han conseguido conquistar, por lo que sus intentos se refuerzan para hacerse con el control de la población, así como de la poción mágica que el druida Panorámix fabrica y que dota de superfuerza a los aldeanos. Los romanos, a quien en la actualidad debemos gran parte de nuestra cultura incluso dentro de la industria del ocio, jamás llegan a hacerse con la aldea, pero sus intentos por conseguirlo han provocado miles de carcajadas alrededor del globo.
La gran acogida de los cómics por parte del público provocó que las historietas protagonizadas por Astérix y Obelix dieran el salto a la gran pantalla. En total se han hecho 10 películas de animación, la última de ellas hace solo dos años (Astérix: El secreto de la poción mágica), y 4 de acción real, todas ellas protagonizadas por Gérard Depardieu en el papel de Obélix. Hoy, tras el reciente fallecimiento de Albert Uderzo a los 92 años de edad, los irreductibles galos se quedan huérfanos para siempre, pero sus historias permanecerán siempre vivas en nuestra memoria. Para honrar al dibujante, que cedió el control creativo de sus historias a Didier Conrad y Jean-Yves en 2013, recordamos tres de las mejores historias de esta peculiar pareja.
Astérix y los Juegos Olímpicos (1968)
Habitualmente las aventuras de estos dos galos se centran en cómo luchan contra los legionarios romanos. Es habitual verlos en todo tipo de escenarios y con diferentes aliados, pero el factor común es siempre esa resistencia a la invasión de los soldados a las órdenes de Julio César. Sin embargo, en este número Astérix y Obélix dejan de lado esa faceta guerrera para acompañar a la representación de su aldea en los Juegos Olímpicos, una oportunidad en la que demostrarán que no solo son superiores a los romanos en el campo de batalla, sino también en los deportes.
El álbum tuvo un gran éxito en el momento de su publicación y años más tarde, en 2008, se adaptó a la gran pantalla.
Astérix Legionario (1966)
A veces lo imposible sucede. Si la tónica habitual de los cómics de Goscinny y Uderzo es ver a sus protagonistas contra los romanos, en este número Astérix se une a las tropas enemigas. Lo hace por una buena razón, eso sí: ayudar a su amigo Tragicómix a salir del frente romano en donde ha terminado por error.
Astérix y los godos (1963)
Es uno de los números más divertidos de todos los que han sido publicados hasta el momento. En esta nueva aventura, Astérix y Obélix deberán viajar hasta Germania para rescatar a Panorámix, que ha sido secuestrado por los godos para que les prepare su poción mágica y con ella poder conquistar la Galia y el territorio dominado por los romanos.