A estas alturas, no sorprenderá a nadie decir que el boxeo es el deporte que mejor funciona en el cine. Hay incontables títulos, desde Toro salvaje hasta Rocky, pasando Cinderella Man o Million Dollar Baby, que se han acercado hasta este deporte y han conseguido suscitar interés en públicos que, probablemente, jamás se habrán acercado a una retransmisión boxística en televisión. Son tantas las películas que hemos visto que la forja de tópicos es algo igualmente inevitable. Y aunque funcionen, escapar de esos tópicos es lo que marca la diferencia entre una buena película y un clásico. Redención se queda en la primera categoría. Hay un razonable disfrute durante sus poco más de dos horas, pero, al fin y al cabo, es la historia que hemos visto una y mil veces.
Antoine Fuqua, efectivamente, no se sale de lo previsto. Billy Hope es el campeón imbatido. Millonario, felizmente casado y con una hija y triunfador en el ring, acabará protagonizando un descenso a los infiernos que amenaza no solo con acabar con su carrera sino todo lo que tiene, incluyendo a su propia familia. Del éxito al fracaso, como innumerables historias nos han contado ya. La redención del título llega, obviamente, a través del boxeo, con lo que Fuqua no consigue salirse de lo previsto, incluso de lo fácil. No es que no emocione, porque a poca empatía que se tenga con el personaje protagonista es evidente que su drama puede llegar a conmover, pero si estamos viendo un relato que sabemos por dónde va a desenvolverse (y lo que no sabemos lo facilita Hollywood con sus trailers e incluso con un pequeño detalle de los títulos de crédito), el efecto lógicamente no es el mismo.
Pero dado que no estamos ni mucho menos ante un desastre de película, es difícil de entender cómo es posible que la cinta haya tardado casi dos años en llegar a España, ya que su estreno en Estados Unidos data de junio de 2015. Y sorprende mucho más viendo no solo el reparto que tiene el filme de Fuqua sino el espléndido trabajo que hacen todos los integrantes del reparto. Jake Gyllehnaal lleva ya mucho tiempo mostrando una fascinante capacidad camaleónica, y metiéndose en la piel de este campeón pugilístico añade un nuevo personaje de oro en su carrera, contenido fuera del ring y desatado dentro de él, haciendo una composición espléndida. Forest Withaker demuestra que cuando se cree lo que hace, no como por ejemplo en Rogue One, es un espléndido intérprete. Y Rachel McAdams aporta su habitual frescura y naturalidad. También destaca la joven Oona Laurence dando vida a la hija del boxeador.
Es una pena que Redención vaya a ser recordada por detalles como ese impresionante retraso en su estreno, por tener canciones de Eminem o por ser uno de los últimos trabajos de James Horner, a quien se dedica la película, antes del accidente que acabó con su vida en junio de 2015, y no por sus méritos. Los tiene, pero son menos de los que probablemente podría haber alcanzado. Fuqua lleva bien la película pero demuestra una irregularidad bastante palpable, consiguiendo conmover y emocionar solo a ratos, con largos tiempos muertos en los que la historia deriva hacia derroteros muy previsibles, sin salirse demasiado de las fronteras del subgénero en la recreación de los combates y, eso sí, aprovechando un espléndido reparto para que esa sea la mejor baza de la película.