Son treinta fotografías de rostros y semblantes humanos de hoy día que comparten espacio con los cráneos y huesos de especies humanas de millones de años que componen la colección del Museo de la Evolución Humana (MEH), en Burgos. Junto a los fósiles de carácter humano más antiguos de Europa Occidental, el fotógrafo francés Pierre Gonnord expone su obra que captura con contundencia el semblante, la mirada y esencia humanas, de las personas retratadas.
Como bustos escultóricos que recogen la dignidad humana, estas fotografías se relacionan, aportando cierto aire atávico (de ahí el título de la muestra), con los restos y fósiles de las especies humanas expuestas en el Museo de la Evolución Humana. Atavismos, se inauguró el pasado 21 de junio y se podrá ver en Burgos hasta el próximo 23 de septiembre.
En palabras del autor de estas imágenes llenas de humanidad, Pierre Gonnord, su intención es captar la intimidad de esas personas aunque sea retratando la superficie de un rostro lleno de heridas y arrugas. Prefiere el instante captado en un segundo, que el posado preparado y previsto con mucho tiempo.
Algunas de esas personas tienen en su rostros historias de la vieja humanidad, porque Gonnord retrata a gentes de frontera o de vidas intensas, a gitanos y a inmigrantes, a mineros o monjes. Son rostros que reflejan vivencias profundas y por eso enseguida el espectador queda enganchado, conmovido e, incluso, identificado con esas imágenes.
Atavismos son rostros de hoy, pero sentimos que detrás de esos ojos y esos pliegues de piel está el profundo pasado de los fósiles de la evolución humana atesorados en el MEH de Burgos.