“Rock amable”. Si se pudieran describir los acordes que componen los integrantes de Vuelo 505, sería con estas palabras de su pianista, Fredi Peláez. Él, David de la Fuente a la guitarra, Chema García con el bajo e Iván Butch Fernández manejando la batería completan la banda junto a Rubén Fernández, cantante y guitarrista, que nos cuenta que ha sido “un regalo” ver como su nuevo disco, No hay historias de fracaso, asciende en la lista de ventas de Promusicae.
El grupo procedente de Logroño despega de la mejor forma posible a dos semanas desde que viera la luz su segundo disco como predecesor de su álbum debut, Turbulencias, publicado en 2015. Un viaje en el que se embarcan evocando una canción de Muddy Watters, un tema en el que el músico de blues estadounidense habla de “una persona que está cansada de la vida acomodada que lleva y decide montarse en un avión -Flight 505- sin saber dónde va”, cuenta Fernández.
La banda comienza a cobrar forma en Logroño a mediados de 2013, cuando Rubén decide buscar compañeros para dar vida a un montón de canciones que venían sobrevolando su cabeza desde hacía tiempo. Así es como se van sumando al proyecto David a la guitarra y más tarde Iván y Chema, que ya llevaban varios años cogiendo fuerzas tocando en diferentes formaciones.
VIAJE SIN RUMBO
Después de varios conciertos locales y viendo la buena acogida recibida, a finales de 2014 se lanzan a grabar su primer álbum autoeditado. El CD fue grabado, mezclado y masterizado bajo la supervisión de Kolibrí Díaz en los Estudios Sonido R-5 de Oricáin, Navarra, del cual su primer single ‘Tierra quemada’ fue un éxito para el público y la crítica especializada. Entre agosto y septiembre comienzan a grabar el que es su segundo álbum de estudio de la mano esta vez de la discográfica El Dromedario Records.
Vuelo 505 ha teloneado a grupos como Ciclonautas o Robe. Durante su recorrido por la geografía española han hecho escala en ciudades como Vigo, Bilbao, Pamplona, Santander, Madrid, Barcelona, Cádiz, Valladolid, Vitoria, Zaragoza, Guadalajara, León o Gijón hasta completar casi 50 conciertos. Aunque lo mejor está por llegar.
También han participado en diversos festivales de rock, siempre con muy buenas críticas por defender un directo de calidad, con canciones que cuidan el mensaje positivo de las letras ofreciendo una música atractiva y desenfadada. Como en el Extremusika 2018, donde triunfaron. “Es importante estar en este tipo de festivales”, confiesa Fernández. De momento seguirán regalando momentos de placer musical con la gira de presentación de su segundo disco con conciertos confirmados en Zaragoza el 27 de abril, mientras que el 4 y el 5 de mayo en Vitoria y Bilbao respectivamente.
LA ENTREVISTA
Acabáis de llegar del Extremusika. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Muy bonita. Ha sido nuestro primer festival de estas características y estamos muy agradecidos a la organización. Venimos de hacer una gira de showcases por Mediamarkt, Fnac y Elkar por toda España y encender los amplis se agradece. Es importante estar en este tipo de festivales.
Y también estáis en la lista de los números 1. ¿Os esperabais tan buen recibimiento?
No, para nada, ha sido un regalo. Intentamos hacer canciones bonitas, es lo único que depende de nosotros. No queremos poner nuestra felicidad en manos de otros. Evidentemente, cuando nos avisaron nos pusimos muy contentos porque la acogida está siendo increíble.
¿Qué creéis que le gusta a la gente de vuestras canciones?
Intentamos emocionarnos con las canciones, por eso nuestra música es de verdad. Somos sinceros con nosotros mismos. Seguimos buscando nuestra propia identidad como banda pero no queremos ser un producto.
¿Cómo podríais explicar vuestro estilo?
Las etiquetas empobrecen las cosas, aunque entendemos que son necesarias. Fredi Peláez, nuestro pianista dice que hacemos Rock amable, y eso nos gusta.
¿Hay algún grupo o músico que os haya influenciado especialmente?
Cada miembro del grupo tiene las suyas y la mezcla de todos ha creado nuestro estilo. Bebemos de los clásicos y trabajamos mucho las melodías y los arreglos. Nos encanta la Creedence, los Stones, Tom Petty, Eric Clapton, Mark Knopfler….Pero también Fito, Juan Perro, Los Rodriguez, Tequila, La cabra mecánica…
[Sumario]
¿Con quién querríais tocar? ¡Y qué tema! ¡Y en cuál escenario!
Nos encantaría tocar con Jarabe de Palo ‘Una casa en ruinas’ en el Vive Latino. Por cómo se ha potado Pau Donés con nosotros. Y también Jumping Jack flash con los Stones en Hide Park. Porque soñar es gratis.
Si pudierais cambiar algo con vuestra música, ¿qué sería?
Nada. Lo bonito es la búsqueda. Somos una banda que arriesga intentando encontrar un estilo propio. Cuando decides, te equivocas, pero también descubres lo que no quieres. Hay que ser valiente.
¿Y cómo fue el momento en el que decidís formar Vuelo 505?
En realidad nosotros quedamos para tocar. Han sido las canciones las que nos han metido en este lío. Nos encanta pensar que las canciones tienen vida. Nosotros hacemos lo que nos piden.
¿Por qué elegís este nombre para la banda?
Porque nos encantan los Stones. Ellos se llamaban así por una canción de Muddy Watters. Es un tema que habla de una persona que está cansada de la vida acomodada que lleva y decide montarse en un avión (Flight 505) sin saber dónde va. El Vuelo se estrella pero eso no es importante. Todas las vidas acabarán estrellándose. Lo importante es el camino. Por eso no hay historias de fracaso.
Seguro que hasta ahora tenéis un montón de anécdotas juntos. ¿Cuál recordáis especialmente?
Hay muchas. De hecho muchas canciones han nacido de gira porque ocurren situaciones subrrealistas. Tenemos un ranking de personajes y lugares que hemos ido conociendo y que parecen sacados de una novela picaresca. Algún día lo publicaremos, pero es que no dejamos de sorprendernos…
¿Tenéis algún proyecto entre manos?
Muchos. Esta banda es hiperactiva. Está constantemente trabajando. Ahora estamos centrados en la promoción pero ya empezamos a preparar la gira que promete ser muy bonita. También estamos preparando un videoclip con Pau Donés. Además hemos empezado a pensar en un proyecto en formato acústico para principios de verano. Esto es un no parar.
