Sven Tuytens, periodista flamenco afincado en Madrid, ha rescatado del olvido y de la ignorancia la historia de un grupo de mujeres que abandonaron Bélgica, el país al que habían emigrado procedentes de Europa del Este, y que llegaron a España en plena Guerra Civil para luchar contra el fascismo. En 1937 arribaron a Barcelona con la ayuda de los sindicatos, y desde allí se desplazaron a la localidad valenciana de Ontinyent para trabajar en el Hospital Militar Internacional. Bautizadas como ‘las mamás belgas’, no tenían ninguna experiencia como enfermeras.
El hilo del que tiró Tuytens lo encontró, por casualidad, en el despacho del director de un archivo histórico de Bruselas. Allí, dentro de una caja de zapatos, había una serie de fotografías de las cuales destacaba una, tomada en Barcelona el 1 de mayo de 1937: once mujeres en la plaza Cataluña. Lo que le llamó la atención era que no iban vestidas de milicianas, sino con el traje de los domingos. ¿Quiénes eran? A partir de ahí, su investigación le llevó hasta Vera Luftig, de origen polaco, que por entonces tenía 27 años.
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En Amberes, Luftig ‘reclutó’ a otras 20 mujeres, entre ellas sus dos hermanas pequeñas, y las convenció para emprender el viaje a España con el objetivo de ayudar a las tropas republicanas, mientras sus parejas combatían en las Brigadas Internacionales. Todas eran originarias de Europa del Este, la mayoría de religión judía, y militaban en el Partido Comunista.
El documental que relata las peripecias de estas heroínas se estrenó hace dos años en Ontinyent, coincidiendo con el 85º aniversario de la proclamación de la Segunda República y el libro, que lleva el mismo título y ya está editado en neerlandés, se lanzará en español el próximo mes de septiembre. Tuytens ha reconstruido la historia apoyándose en una cinta del fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson quien, por encargo del Partido Comunista galo, filmó una película propagandística para animar a los soldados del bando republicano que se proyectaba en todos los hospitales militares.
Una vez terminada la contienda española, ‘las mamás belgas’ no tuvieron más remedio que huir. Con una Bélgica invadida por los nazis en 1940, la mayoría de estas mujeres formaron parte de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, y varias perecieron en los campos de concentración. En los tres quirófanos y las mil camas del Hospital Militar de Ontinyent, hoy en día un colegio franciscano, voluntarias de diez nacionalidades distintas contribuyeron a salvar cientos de vidas hasta el final del conflicto. Un grupo de heroínas anónimas que no pueden ni deben quedar en el olvido.