A Mon Cancela (Vigo, 1972) no le cuesta nada hablar de su pasado. De hecho, se lo pasa bien recordando un sinfín de momentos que le han servido para consolidarse como artista y volver ahora con muchas ganas a los escenarios. El próximo 14 de marzo emprende la gira Vibra Mahou en la sala Eme de Santiago de Compostela, que también le llevará a Boiro (11 de abril), Pontevedra (24 de abril), Vigo (1 de mayo) y Ferrol (30 de mayo).
"Disfruto en los conciertos, pero también componiendo y grabando"
-¿Qué recuerdos tienes de tus inicios en la música?
-A mí la música me gusta desde que era pequeño y siempre quise tener una guitarra, aunque la primera la tuve a los 17 años. Además, la influencia de mi primo Iván (Ferreiro) fue fundamental, pues siempre estábamos juntos y cuando él creó el grupo Piratas, nosotros aún éramos muy jóvenes. Recuerdo que nuestros veranos en Playa América (Nigrán) estaban llenos de música de grupos como The Cure, The Smiths, Golpes Bajos, Radiohead… Pero cuando me hice músico de verdad fue al irme a Estados Unidos a estudiar. En esa etapa me compré mi segunda guitarra y ahí empezó todo. Además, siempre que tocaba la guitarra lo acompañaba de mi voz, por eso siempre me ha resultado fácil cantar y tocar a la vez.
[Sumario]
-Mucha gente te conoció gracias al grupo Lombardi, cuyos temas estaban muy marcados por el desamor.
-La etapa de Lombardi fue brutal y nos pilló siendo unos chavalitos. Nos llamó una compañía y de un día para otro estábamos en Madrid firmando y con un apoyo económico importante. En fin, una locura. Es cierto que la temática de las canciones giraba en torno al desamor, pero también en torno al amor. En esta etapa componía junto a Guillermo Díaz del Río y la verdad es que nos salían temas de todo tipo, algunos más raros que otros, pero todo nos encantaba.
"La etapa de Lombardi nos pilló de chavalitos y fue una locura"
-Después llegaría tu primer disco en solitario, Aprendiéndonos, en el que apareció el tema Latidos, muy pegadizo; ¿qué supuso para ti esta canción?
-Con ese disco pretendía encontrarme a mí mismo y empezar a componer solo. Y precisamente Latidos surgió un día cualquiera en mi habitación. Empecé a tocar su melodía y realmente pensé que podía ser un buen tema. Y en efecto, a la gente le gustó mucho. En realidad, no sé hasta dónde llegó ese éxito, pero ahí empezó la carrera de Mon Cancela en solitario.
-Y no solamente cantabas, sino que también protagonizabas videoclips, como el impactante de Ni yo sin ti.
-Sí, porque cuando comencé mi carrera en solitario, tenía unos amigos que eran productores de vídeos. Uno de ellos, Piño Prego, se ofreció a trabajar conmigo en el videoclip de Ni yo sin ti, con la condición de hacerlo a su manera. Y salió esa historia: un hombre totalmente acabado que está con una pareja con la que no tiene que estar y al final le cortan la cabeza (risas). Como se ve en el vídeo, ella le hace budú a él con un muñeco al que va pinchando y eso se va reflejando en su vida. Es un vídeo muy divertido, hecho como nosotros queríamos, sin la presión de una compañía.
"Es increíble que Lombardi hiciese una música tan juvenil, tan americana"
-Muy distinto fue el videoclip veraniego de Sueño, con Coque Malla.
-Ese tema pertenece al primer disco, con Lombardi. Un proyecto que aún escucho estos días y no me creo que hiciésemos esa música tan guapa, tan juvenil, tan americana, tan teenager. El caso es que nos hicimos amigos de Coque Malla y él colaboró con nosotros en un vídeo que refleja una fiesta de verdad, pero que también nos dio mucho trabajo porque vaciamos una piscina en dos días para grabarnos dentro de ella. En fin, una experiencia increíble con un gran tipo.
-Has actuado en muchos lugares, tanto en Galicia como fuera, incluso en algún plató de televisión, ¿qué sitios te han marcado más?
-El recuerdo más grande de mi vida fue cuando hicimos la gira con The Cramberries, Dover y Weezer, por aquel entonces nuestro grupo favorito. Recorrimos con ellos toda España, tocando en Madrid, Barcelona y Bilbao. Incluso al terminar esa gira, fuimos teloneros de The Cramberries en Coruña por la amistad que habíamos labrado con ellos antes. Pero no puedo olvidar el escenario de Castrelos (Vigo). Allí tocamos con Antonio Orozco, Amaral y Killer Barbies. Castrelos es el templo de la música en Vigo. Y los platós de televisión suponen una promoción muy potente. Pero Mon Band inició sus conciertos en Monteferro (Nigrán), en el Festival Solpor de 2019. Yo tengo la suerte de disfrutar no sólo dando conciertos, sino también componiendo y grabando.
-¿Te queda algún lugar por pisar?
-Mi ilusión es tocar en un teatro grande. Ese ambiente de tranquilidad, sin ruido, con la gente sentada… Es una experiencia que siempre quise tener. Espero que algún día suceda. No estaría mal probar en el teatro de García Barbón en Vigo.