La primavera de 2017 fue más cálida de lo habitual en toda España, aunque con precipitaciones dentro de lo normal para esta estación.
Tras un invierno que fue frío en general (con un valor de 0,6 grados centígrados inferior a la media) y con un nivel de precipitación cerca de un 24% inferior a la media del trimestre, la temperatura en primavera alcanzó valores superiores a la media (1981-2010) en la mitad oriental peninsular y Baleares.
Así, en el sur de Andalucía, este peninsular, Baleares y Canarias, las temperaturas máximas oscilaron entre los 22 y los 24 grados centígrados. En el resto del país, si bien no fueron tan altas, se mantuvieron entre los 15 y los 20 grados. En el centro de la Península Ibérica, este de Francia y los Alpes las temperaturas estuvieron por encima de la media, entre el 60 y 70%, y en el resto alrededor del 60%.
En cuanto a las precipitaciones, llovió menos de lo habitual. Fueron inferiores de lo normal en Canarias y también en el norte y oeste peninsular.
Todo ello ha sido el preludio de un verano más caluroso de lo habitual.