La historia detrás de los tres finales de El Chavo del Ocho

La mítica serie mexicana sigue siendo hoy en día el mayor éxito de la ficción en Latinoamerica por encima de las telenovelas
Enrique Erre
España
12.02.2020
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El Chavo del Ocho es la serie con mayor éxito en todos los países de Latinoamerica aún hoy después de cincuenta años. Su creador Chespirito arrancó una franquicia que incluía giras, discos, tebeos, comics, una serie de dibujos animados y hasta videojuegos. Al borde de su 50 aniversario, se filtra la historia de los tres finales de la serie sin que ninguno haya satisfecho por completo a sus seguidores. Los malos rollos entre los actores de la serie marcaron el rumbo de la ficción e incluye una verdadera telenovela en la vida real y dramas y tragedias que siguen copando titulares. La prensa, incluso, ha llegado a publicar que existe cierto paralelismo en la pobreza de los personajes de la serie y los actores de la vida real.

Primer final en 1978: El Chavo en Acapulco

Para muchos este es el verdadero final de la serie. De hecho, en España se emitió como último capítulo de la serie en todas sus repeticiones. 1977 y 1978 habían sido los mejores años en términos de creatividad en El Chavo del Ocho. Sin embargo, las primeras fricciones se hicieron notar. Según propias declaraciones de los actores, existía una rispidez entre Chespirito (El Chavo) y Carlos Villagran (Quico) no tanto por egos, sino porque este último había mantenido una relación con Florinda Meza (Doña Florinda).

Además, Ramón Valdez (Don Ramón) y Maria Antonieta de las Nieves (La Chilindrina) no guardaban tampoco buena relación con Florinda. Ella, a su vez, empezó una relación con Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) mientras el seguía casado, algo que afecto a la relación de trabajo. Con todo este lío, Villagrán empezó a reducir sus apariciones antes del final en Acapulco.

El capítulo en Acapulco se considera el mejor de la serie (o uno de los mejores) no tanto por su trama (no es de los episodios más divertidos) sino porque fue el primero y el único grabado en exteriores, fuera de la famosa vecindad. Es uno de los pocos episodios donde aparece todo el elenco original y además, supuso el último capítulo donde apareció Quico y la canción para acabar el capítulo es una despedida en toda regla. En el siguiente capítulo, ya sin Carlos Villagrán, se explica de una manera muy peregrina entre los personajes que Quico se fue a vivir con su tía porque estaba harto de la “chusma”.

Segundo final en 1979: Termina El Chavo del Ocho como serie

Con la partida de Quico, la estructura y los gags habituales se rompieron porque lo que de algún modo hubo que reiniciar la serie. Se dió más importancia a las tramas de los niños añadiendo a “Ñoño” (el hijo del Señor Barriga) y a “La Popis” (la prima de Quico y sobrina de Doña Florinda) como habituales. El reparto de diálogos y nuevos escenarios como un cine o un restaurante así como tramas originales y el elenco completo en todos los epiosdios marcaron esta breve y corta etapa.

Sin embargo, con apenas unos cinco episodios grabados, Ramón Valdez decide irse del programa en solidaridad con su amigo Carlos Villagrán. Ambos protagonizarían tiempo después varios programas con personajes parecidos en Venezuela con “El niño de papel”, “Federrico”, “Las nuevas aventuras de Federrico” y “Kiko Botones”. Sin embargo, El Chavo del Ocho se encontraba completamente descabezado dejando a un personaje practicamente sin rol (Doña Florinda) y usando a El Chavo y La Chilindrina como principales ejes del formato.

Jaimito el Cartero (Raúl “Chato” Padilla) vendría a reemplazar a Don Ramón con un personaje distinto y sin la misma gracia, y Maria Antonieta de las Nieves tuvo que “doblarse” para interpretar a “Doña Nieves”, la abuela de la Chilindrina. La nueva versión con un humor más tranquilo y blanco duró apenas un año aunque hay que reconocer el esfuerzo por mantenerla a flote. Chespirito optaría por recuperar un formato unitario donde no solo existiera “El Chavo” sino otros sketches como “El Chapulín Colorado”, “Los Caquitos” o “La chicharra”. El final de esta tanda sería el episodio “La lavadora de Doña Florinda”, un capítulo muy normal que no supuso un cierre real ni un cambio de esquema.

Tercer final en 1992: El Chavo del Ocho sufre el paso del tiempo en el reparto

Durante dieciséis años más, el elenco de “El Chavo del Ocho” seguiría vigente hasta 1995. En 1983 volvería Ramón Valdez protagonizando un reencuentro con su hija y una boda con Doña Clotilde, La bruja del 71 (Angelines Fernández) en unas apariciones fugaces; sin embargo, no habría más historias originales que esa y el resto serían historias recicladas de la década de los 70. “Los Caquitos” se convertiría en el sketch principal de Chespirito desde mediados de los 80. La muerte de Ramón Valdez, Angelines Fernández y Raúl “Chato” Padilla marcó también el rumbo de los acontecimientos.

La edad de los actores estaba haciendo mella a la hora de interpretar los personajes de El Chavo y se optó por eliminar las tramas en la vecindad para centrarse en “La escuelita”. Al Chavo, cuyo actor se encontraba rondando los 60, le tenían que hacer planos lejanos para evitar mostrar las arrugas con las que ya contaba el personaje. Y finalmente en 1992, el programa del Chavo desapareció sin previo aviso, según su creador, por respeto a la audiencia. Uno de sus bastiones más fieles, María Antonieta de las Nieves, se reveló al conocer que ya no podría interpretar a La Chilindrina en televisión. Todo ello derivó a una guerra por el registro del personaje que duró hasta la muerte de Chespirito.

Finalmente, en 1995 con un elenco completamente descabezado (solo quedaban el propio Chespirito, su mujer Florinda Meza y sus amigos Edgar Vivar y Ruben Aguirre) “Los Caquitos” dentro del programa Chespirito ponían fin a su andadura tras una serie de decisiones empresariales. Los actores de El Chavo siguieron interpretando a sus personajes en circos por toda Latinoamerica, pero no fue hasta la década de los 2000 que se destaparon todos los trapos sucios del mítico programa. A medida que han ido falleciendo, hay quien habla de una “maldición” por la que los propios actores siguen viviendo el destino de “pobreza” que sufrieron sus personajes. De todos ellos, el que más ha destacado ha sido Edgar Vivar, llegando a ser parte de la exitosa película “El orfanato”.

El Chavo del Ocho sigue vivo, pero en su versión animada. Algo que además trajo polémica. El personaje de La Chilindrina no puede aparecer por cuestión de derechos y en cuanto a regalías y derechos de autor, solo percibe ingresos la familia de Chespirito. El resto del elenco que popularizó a los personajes no ve absolutamente nada y además se encuentran vetados en Televisa, el grupo de comunicación del que algún día fueron las principales estrellas.

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