Ocurría el jueves, 18, cuando un familiar encontraba muertos a un matrimonio de 87 años, en el interior de su vivienda de Otxarkoaga (Bilbao). Los cadáveres presentaban signos de extrema violencia, con golpes y puñaladas, y la escena era la propia de un robo, por el desorden y el desbarate de objetos.
72 horas
La investigación, en manos de inspectores de la Ertzaintza, se ha resuelto en 72 horas, con la detención de un chaval de 14 años, en Balmaseda (Vizcaya), la entrega acompañado de su madre de un segundo crío de la misma edad, en las dependencias policiales de Miribilla, en Bilbao y, en la tarde de ayer, con el arresto de un chico de 16 años, amigo y vecino de los anteriores, al que se le atribuye una participación secundaria en los hechos.
Zumárraga
Los dos acusados de los hechos ya están en el centro de menores de máxima seguridad de Zumárraga (nivel 1), donde ingresan los menores con delitos penales, para ser educados fuera de la violencia y tener una oportunidad formativa y sociocultural en un futuro. En el centro, con una plantilla de unos 70 trabajadores, suelen convivir entre 30 y 40 chavales, algunos con más de 18 años.
Disciplina
Una población que, en ocasiones, ha generado problemas a los educadores, quienes han denunciado varias agresiones y falta de seguridad. Parece ser que, con relativa frecuencia, algunos grupúsculos se saltan la disciplina y van más allá de lo permitido, incluidos enfrentamientos y golpes.
Tras las denuncias del personal del centro, quejas en manos del Gobierno Vasco desde 2016, se han aumentado las medidas de seguridad, para lograr un ambiente más relajado que favorezca la integración social de estos chicos, acusados de delitos graves.
Violencia
El asesinato, empleando una violencia extrema, de los ancianos en su piso; la violación de una niña, por parte de varios menores, en un trastero; la muerte del ex jugador de fútbol del Amorebieta, Ibon Urrengoetxea (los posible autores tienen 13 y 16 años); y la sucesión de robos, incluso bajo amenaza de arma blanca atribuidos a chiquillos, tiene a la Ertzaintza alerta, desde hace tiempo.
Miedo
Los ciudadanos expresan su miedo ante lo que consideran un brote de violencia “nunca visto antes”. Un miedo al que el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, quiso frenar desde el minuto uno, a través de su comparecencia pública y una nota informativa publicada en la web municipal. Además, Aburto se reunió de inmediato con los mandos de la Ertzaintza, para “poner a su disposición todos los medios necesarios”, para esclarecer la muerte del matrimonio de Otxarkoaga.
Vida de vídeo juego?
Pero, ¿qué les pasa por la cabeza a algunos, que lejos de su centro escolar planean delitos?; ¿es cierto que ha aumentado la violencia en menores?, ¿que se ha recrudecido esa violencia? Hay indicativos que apuntan a que la violencia en niños no obedece exclusivamente a un segmento social desfavorecido, aunque influya un entorno menos sólido económicamente.
Chicos y chicas
Hace unos días, en pleno centro de Bilbao, en la calle Mazarredo, se produjo una pelea multitudinaria, al estilo de bandas callejeras, entre chicos y chicas de todo tipo y condición. Menores que crecen con lamentables imágines de la violencia fuera de los estadios de fútbol, con informaciones de comportamientos similares entre adultos y con muchos vídeo juegos.
Poder
Más que contrastada está la influencia de la violencia visual, por parte de los psicólogos, sobre las tiernas mentes de los niños, que asumen a héroes y malvados con la normalidad del juego. Asimilan comportamientos violentos, extremos, que ven ajenos a cualquier responsabilidad, y los acomodan en un umbral de normalidad. La violencia se les hace algo cotidiano que, como a los personajes con los que interactúan en las pantallas, les provee de poder.
Metamorfosis
Los cambios sociales, empujados por el consumismo voraz, dan en una metamorfosis de la violencia, que ha pasado del insulto a los puñetazos y a las armas, generalmente, cuchillos y puñales. Un salto que desdibuja la edad: críos que portan armas blancas para entrar en un comercio, amenazar y llevarse el dinero o aquello que necesitan, que les resulta imprescindible y quiere tener “ahora mismo”.
Al alza
La nula tolerancia a la frustración, el escaso suelo cultural, la falta de herramientas para gestionar emociones, la soledad de infancias que crecen sin el acompañamiento de adultos adecuados, la nula gestión de las emociones y el empuje social, se unen a la presión de grupo y el cóctel está servido.
La violencia entre chavales, sí va al alza; la violencia social, también. Un dato colateral: La Policía Foral de Navarra ha detenido, en los primeros 20 días de enero, a 23 presuntos agresores de mujeres; más de 1 al día.
