Los hechos se iniciaron hace aproximadamente un mes, cuando la menor comenzó a recibir mensajes en su móvil provenientes de un hombre al que no conocía. Si bien en un principio los mensajes no presentaban ninguna connotación de carácter sexual, al poco tiempo comenzaron a incluir propuestas de esta naturaleza.
Pese a que el acosador conocía su condición de menor de edad, y sin hacer caso de sus requerimientos para que depusiera su actitud, éste continuó presionándola mediante el envío de mensajes, e incluso, comenzó a aparecer físicamente en lugares públicos que ella frecuentaba.
El 10 de agosto, la menor advirtió de nuevo la presencia del citado hombre observándola en una calle de Donostia, momento en el que recibió otro mensaje acosador. La menor se dirigió entonces a una patrulla de protección ciudadana de la Ertzaintza, a la que informó de los hechos, procediendo los agentes a localizar y detener al autor de los mensajes, bajo la acusación de un delito de acoso sexual a menor de edad.
