El fiscal de la ciudad alemana de Brunswick, Hans Christian Wolters, asegura que las autoridades del país germano tienen "pruebas concretas" de que la niña británica Madeleine McCann, desaparecida en Portugal en el año 2007, está muerta. Así lo ha dicho en una entrevista concedida este miércoles a la agencia de noticias AFP. Wolters afirma que esas "pruebas concretas" son "hechos que están en nuestras manos, no simples indicaciones". Sin embargo, reconoce que no cuentan con una "evidencia forense", en referencia al cadáver de la menor, que se esfumó misteriosamente con tres años y que ahora tendría 17.
El caso de Madeleine conmovió a medio mundo. Nacida en Leicester, Inglaterra, el 12 de mayo de 2003, la pequeña desapareció de su cama la noche del 3 de mayo de 2007 en un alojamiento turístico de Praia da Luz, en la región del Algarve portugués. Pasados 13 años, el suceso dio un giro de 180 grados a principios de este mes de junio, cuando Alemania señaló a un nuevo sospechoso. Se trata de Christian B., alemán de 43 años, un pederasta reincidente actualmente detenido por otro asunto en la localidad norteña de Kiel.
"Por ahora no puedo revelar la información exacta de que disponemos, que indica que nuestro sospechoso asesinó a Madeleine", ha explicado el fiscal Wolters, que además ha confirmado que las autoridades de su país ya han comunicado todas estas informaciones a los familiares de McCann. Al parecer, en la época en la que la menor desapareció, el presunto asesino vivía a pocos kilómetros del hotel donde se alojaba la niña con sus padres y sus dos hermanos mellizos.
Varios medios alemanes han publicado que la policía ha hallado bañadores infantiles en una caravana propiedad del supuesto criminal, donde también se habrían encontrado varios lápices de memoria USB con miles de imágenes pedófilas. Portugal reclama su extradición por la violación de una mujer de 72 años. Por otro lado, las fuerzas de seguridad alemanas han sido puestas en entredicho al filtrarse que en 2013 habrían advertido al tal Christian B. de que lo tenían en su punto de mira, lo que hace suponer que podría haber destruido pruebas.