Una niña de tan solo doce años se ha visto obligada a grabar con una cámara oculta los abusos a los que un familiar la sometía en su propia habitación. La pequeña decidió registrar en vídeo lo que sucedía en casa para tener pruebas de que su tío la manoseaba, ya que sus padres no la creían.
La víctima aprovechó una de las visitas del hombre para llevarlo hasta su cuarto, donde solía sobrepasarse con ella. Cuando el agresor se percató de que su sobrina estaba filmando lo que ocurría en el dormitorio, le apretó el cuello con las manos, la amenazó y desapareció de inmediato.
Lo hechos han tenido lugar en la localidad argentina de Morón, al oeste de Buenos Aires. Hasta que la menor no les enseñó las imágenes, sus progenitores tampoco hicieron caso de las advertencias de la madre de una amiga ni de los avisos del colegio donde estudia, en el cual la víctima también relató los tocamientos que recibía. Se cree que llevaba sufriendo abusos sexuales por parte del mismo individuo desde los seis años.
Una vez que vieron que su hija decía la verdad, los padres procedieron a alejar a la niña de este familiar e interpusieron una denuncia. Además de las grabaciones, aportaron unos audios que la pequeña envió a una compañera relatando lo que el presunto agresor le hacía y los testimonios de los responsables de la escuela.
El tío de la pequeña se llama Leandro Martínez, tiene 43 años y está en busca y captura. Lleva en paradero desconocido más de dos semanas. El padre de la niña ha asegurado que las autoridades ya han averiguado que el prófugo no usa teléfono móvil para no dejar rastro de su ubicación y que no ha sido captado por las cámaras de seguridad de ningún aeropuerto. Se sospecha que está bien asesorado.