La Policía de Portugal informa del abordaje por la Fuerza Aérea y la Marina, en aguas cercanas a Cabo Verde, de un buque con bandera de Panamá, en la mañana del miércoles, 6, en el que se han incautado de 2.300 kilos de cocaína pura, que pretendían desembarcar en varios puertos caboverdianos y portugueses, con intención de cruzar España y distribuir la droga por Europa.
En la nave, el ‘Sea Scan 1’ también intervenida, viajaban 11 tripulantes que han sido arrestados, de nacionalidades ucraniana (8), georgiana (1), holandesa (1) y francesa (1), que custodiaban la cocaína distribuida en 81 paquetes, de unos 30 kilos cada uno, fueron localizadas en la cubierta del barco, ha informado el director de la unidad de PJ para el combate del narcotráfico, Artur Vaz.
La investigación apunta a que el ‘Sea Scan 1’ se había cargado en Suriname (antigua Guyana Holandesa), desde donde navegó hasta Paramaribo, a fines de diciembre de 2018 y zarpó el 11 de enero con la carga, valorada en 125 millones de euros.
Esta nueva operación confirma que Los Holandeses quieren reinar en la importación, distribución y venta de cocaína en Europa, y que los clanes se unen ante las grandes compras de estupefaciente; también se deduce que los productores colombianos están más activos que nunca, en una tercera generación a la que se califica de muy violenta y despiadada en sus transacciones.
Holanda se ha convertido en las últimas décadas en el centro neurálgico del tráfico de cocaína, heroína y hachís, y, en menor medida, de marihuana, estas dos últimas sustancias suministradas, en su mayoría, desde Marruecos, vía España.
El auge del narcotráfico internacional, la violencia de las mafias y grupos que surgen en sus márgenes y los abultados beneficios que los sustentan, se ha convertido en el problema número 1 de Europa y EEUU, seguido de la trata y venta de seres humanos.