Pues menos mal que a alguien que denuncia le hacen caso; en este caso, en Coimbra (Portugal), donde varios esclavizados contaron cómo les trataban cuando llegaban a los campos de la Comarca de Tierra de Pinares (Segovia) y a Álava. En tierras lusas les captaba un individuo, que les prometía curro, salario, casa y comida.
En suelo patrio, los otros 4, de alquiler en un piso de un municipio segoviano, se encargaban de hacinar al personal, metidos en cuartuchos, obligados a jornadas maratonianas que incluyen dedicar las ‘horas libres’ a rehabilitar las posesiones de sus tratantes.
Esta vez son 5 los apresados; 1 portugués y 4 españoles, y se han hecho 9 registros en propiedades, donde han dado con 4 esclavos del país vecinos. Menos mal que ha ido la Guardia Civil, porque, parece, que las inspecciones de trabajo, menos inspecciones y trabajo, cualquier cosa pueden ser. Codicia y avaricia, y el otro que se jo… fastidie.