La voz de un hombre, que llama desde una cabina telefónica de Vitoria-Gasteiz, a la Cruz Roja de Madrid, para alertar de que se ha producido un suceso y que hay personas en peligro, en un local y una vivienda de Santander, sobre la que da todo tipo de detalles y datos.
Un anciano
Se trataba de un anciano, que el sábado, 4 de febrero de 2017, estaba en su local, como cada día, dedicado al cuidado de sus pájaros. En un momento de la mañana, uno o dos hombres, le asaltan, le amordazan y se dirigen hacia la casa del anciano, de 81 años, donde está su mujer, también de edad avanzada. En la vivienda, los hombres amenazan, agreden y amordazan a la mujer, para acceder al dinero y las joyas que guardan en su hogar. Los asaltantes huyen con el botín.
En Vitoria-Gasteiz
Al día siguiente, el domingo, 5, sobre las 09:02h, un hombre que no se identifica, llama a Cruz Roja de Madrid, desde una cabina de la calle Paula Montal de Vitoria-Gasteiz, para avisar de que hay unas personas que pueden estar en peligro. Da todo tipo de detallas de dónde se encuentras y como llagar a ellos. Cuando fueron localizados, el anciano estaba muerto en el local, como consecuencia de la mordaza y la mujer fue asistida de las lesiones sufridas.
Colaboración ciudadana
El 26 de septiembre pasado, la Policía Nacional distribuyó el audio con la voz del informante anónimo, para poder identificarle a través de la colaboración ciudadana. Pocos días después, un agente de la Ertzaintza, parece ser que de Bilbao, se pone en contacto con sus homólogos, para decirles que cree a quien pertenece esa voz.
Un ertzaintza
Puestos a ello, identifican y localizan al sospechoso, de 66 años, al que detienen en Getxo (Algorta, Vizcaya), el lunes, 8. Parece ser que el arrestado es un viejo conocido de los agentes vascos, con varios asaltos a viviendas en las distintas provincias de la comunidad. Precisamente, en uno de estos robos, el ahora detenido dejó restos de ADN, que la Ertzaintza había analizado y conservado. Tras su apresamiento, los investigadores le vinculan a los delitos cometidos en Santander, que sin otra intención que robar, se convirtió en un fatídico sábado de febrero.