Ana María Aldón ha confirmado este domingo que no desea ver a su marido, el torero Ortega Cano, acabando de una vez por todas, con las dudas que existían sobre la crisis de su matrimonio y dejando abierta la posibilidad de un inminente divorcio.
Sin mostrar la más mínima intención de pasar la noche en el domicilio familiar, tras hablar públicamente acerca de la fuerte crisis matrimonial que atraviesa con el diestro, la diseñadora apuntó visiblemente molesta: "Nadie me va a obligar a tomar una decisión, es mi vida. Tenemos derecho a vivir nuestra vida como nos de la gana", dejando claro que el bienestar de su hijo José María es su prioridad en medio de la situación de un eventual divorcio.
Ana María Aldón toma rumbo a Costa Ballena y se aleja de Ortega Cano
Fue así como durante la mañana de este lunes, Ana María Aldón, maletas en mano, una vez más ha tomado rumbo a Costa Ballena, evitando reencontrarse con Ortega Cano. Con un gesto serio en su rostro, cubriendo sus ojos con unas oscuras gafas de sol, la diseñadora evitó a toda costa ofrecer declaración alguna sobre este espinoso tema que supone una separación definitiva, mientras se dirigía a Cádiz a reencontrarse con su hijo quien se encuentra disfrutando de sus merecidas vacaciones antes de volver al colegio.
Con este gesto, queda claro que la separación entre Ana María Aldón y Ortega Cano es una realidad, y tal como la propia diseñadora ha contado, al menos de momento no tienen ninguna intención en solventar la situacion.
Ortega Cano no se ha pronunciado sobre el último paso de Ana María Aldón y la tentativa de divorcio
Entre tanto, Ortega Cano ahora mismo se encuentra en la ciudad de Madrid, donde el pasado domingo se reencontraba con su hijo mayor José Fernando, quizás buscando apoyo en sus hijos mayores al ver como su matrimonio con Ana María Aldón pende de un hilo.
De momento, el torero ha guardado silencio tras las últimas declaraciones de Ana María Aldón, prefiriendo mantenerse al margen de la polémica y de los medios, aunque esto ha de ser muy difícil, ante el asedio constante de la prensa.