La nacionalización exprés de Lorenzo Brown por carta de naturaleza, que le permitirá reforzar a la selección española de baloncesto en el próximo Eurobasket que comenzará el próximo 1 de septiembre, ha levantando numerosas ampollas entre los aficionados y ha provocado que los jugadores españoles, a través de la ABP (Asociación de Baloncestistas Profesionales), hayan puesto el grito en el cielo con un contundente comunicado de rechazo a la medida adoptada.
El base norteamericano, sin ningún arraigo en España, tanto es así que jamás ha jugado en la liga ACB (el pasado año militó en el Unics Kazan, procedente del Fenerbahce y acaba de fichar por el Maccabi de Tel Aviv para la próxima temporada), podrá debutar con la selección absoluta, sí así lo considera Sergio Scariolo, que lo considerará ya que ha sido una petición expresa del italiano. Recordemos que lo tuvo a sus ordenes en los Toronto Raptors cuando ejerció de segundo entrenador en este equipo.
El seleccionador pidió hace una semanas soluciones imaginativas para apuntalar el puesto de base en este campeonato, francamente afectado tras las graves lesiones de Ricky Rubio y Carlos Alocén y la retirada del "Chacho" Rodríguez.
Pero la nacionalización de Brown no es la primera que acontece. De hecho es algo que en la historia de nuestro basket se ha repetido con más frecuencia de la que imaginamos.
Los primeros foráneos
Allá en el año 1935 cuando España debutó en el Eurobasket de Suiza la selección ya estaba integrada por cuatro foráneos: los hermanos cubanos Emilio y Pedro Alonso Arbeleche, el salvadoreño Rafael Martín y el costarricense Rafael Ruano. El equipo nacional consiguió la plata.
Pasaron algunos años hasta que nuevamente jugadores nacidos fuera de España volviesen a jugar con la selección, como es el caso de los puertorriqueños Galindez y Borrás que disputaron los Juegos del Mediterráneo de 1951, repitiendo plata.
En la década de los sesenta también formaron parte de la selección el argentino Beltrán de la Saletta y el venezolano Bautista con un escaso bagaje de una medalla de plata en los Juegos del Mediterráneo de Nápoles 1963.
Llegan los norteamericanos
En 1968 los norteamericanos Wayne Brabender, superlativo tirador, y Clifford Luyk, extraordinario pivot, fueron nacionalizados de una manera similar a la de Lorenzo Brown, lo que causó una importante polémica en aquellos años y el artífice de ello fue Raimundo Saporta, vicepresidente del Real Madrid. Ambos, con 190 y 150 internacionalidades respectivamente, echaron posteriormente raíces en nuestro país y contribuyeron en buena medida a lograr la plata en el Eurobasket de Barcelona de 1973.
El venezolano “Indio” Díaz no llegó a disputar ninguna competición con la selección absoluta, aunque jugó un total de 18 encuentros, pero formó parte del equipo junior que ganó la plata en el Europeo de 1978. Y durante los años posteriores, en la década de los ochenta, llegaron al equipo azulgrana el argentino Juan Domingo de la Cruz y el dominicano Chicho Sibilio, que contribuyeron en buena medida a que el equipo nacional comenzará a asomarse a las medallas.
El larguirucho pivot argentino formó parte de la histórica selección que ganó la plata en la Olimpiada de Los Ángeles en 1984. Un año antes también logró ese mismo metal en el Eurobasket de 1983 junto a Sibilio, uno de los mejores aleros de la época, que renunció a la cita olímpica por decisión personal.
El moscovita y tirador compulsivo Chechu Biriukov, aunque de madre española, debutó con la selección en un Pre-Europeo en 1988, tres años después de conseguir la nacionalización, pero no tuvo suerte con la selección absoluta al no haber obtenido ninguna presea en el Eurobasket de 1989 o en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 o Barcelona 1992.
Silvano Bustos, un espigado pivot nacido en Alemania pero de padres españoles, desarrolló toda su carrera en España, concretamente en el Forum de Valladolid, y formó parte de la selección que conquisto la plata en el Eurobasket de Roma en 1991.
Mike Smith, un alero con una extensa trayectoria en la liga ACB, disputó con España dos Eurobasket, el de 1995 y el de 1997, jugado en Barcelona. Un auténtico atleta con un tiro nada desdeñable y una capacidad reboteadora muy sobresaliente.
El nuevo milenio trae nuevos nacionalizados
El nuevo siglo trajo otras rápidas nacionalizaciones, también de norteamericanos. La de Jhonny Rogers para la Olimpiada de Sidney 2000 y la de Chuck Kornegay que integró la selección que obtuvo la medalla de plata en el Eurobasket de Turquia en 2001; el primer campeonato en la que fueron convocados la crème de la crème de los “juniors de oro”, que han marcado época en el basket hispano.
El congoleño Serge Ibaka, formado baloncestísticamente hablando en Hospitalet desde los 16 años, consiguió la nacionalización meses antes del Eurobasket de Lituania de 2011, una vez que ya estaba jugando en los Oklahoma Thunder de la NBA.
Su trayectoria en la selección fue breve, a pesar de que en los últimos años ha vivido una relación de amor-odio con la FEB ofreciéndose sin mucho convencimiento a formar parte de la selección. El jugador nacido en el Congo consiguió el oro en el Eurobasket en el que debutó y la plata en los JJOO de Londres 2012. Su última aparición con la elástica nacional fue en el Mundobasket de triste recuerdo celebrado en España en 2014.
Entre medias Germán Gabriel, nacido en Venezuela pero criado en Málaga, jugó con la absoluta en el Eurobasket de Eslovenia de 2013.
El penúltimo nacionalizado ha sido el montenegrino Nikola Mirotic, fichado con 15 años por el Real Madrid, formado en la cantera blanca y que debutó con España en el Eurobasket de Francia en 2015, logrando el oro.
Al año siguiente fue otro de los artífices en la consecución de la medalla de bronce en los JJOO de Río de Janeiro 2016, siendo ésta su última aparición con la absoluta. Ha manifestado en los últimos tiempos en varias entrevistas que será casi imposible que lo vuelve a hacer.