La capital francesa es la más visitada del mundo. Existen lugares del planeta propicios para hacer turismo en periodo estival, otros en invierno, pero Paris no tiene fecha, siempre es hermosa.
París monumental
Para descubrir una perspectiva única de la ciudad la hallaremos desde las embarcaciones que surcan el Sena, contemplando a ambas orillas lugares y edificios tan universalmente conocidos como la Torre Eiffel, Los Inválidos, los museos del Louvre y Orsay, el Hotel de Ville o ayuntamiento, la catedral de Notre Dame o el Grand Palais.
Desde los barcos, completamente acristalados para no perder detalle, se pueden admirar también los esplendorosos puentes que cruzan el río como el de Alexandre III (propio del estilo clásico francés que une la explanada de Los Inválidos con el complejo monumental del Gran Palais y el Petit Palais), el de las Arts (construido en hierro y madera que une el Louvre con las Academias de las Ciencias y las Bellas Artes) y el Pont Neuf (el más antiguo a pesar de su nombre, puente nuevo en castellano, situado en el extremo oeste de la Ile de la Cité que conecta con el Paris medieval).
Y si continuamos indagando en panoramas singulares de París debemos ineludiblemente mencionar el que se puede observar desde lo más alto de la Torre Eiffel, el símbolo de París por excelencia. Una estructura de hierro, con una altura de 300 metros y varias galerías de observación, entre las que destaca la visión de los atardeceres sobre el Trocadero, la plaza ubicada enfrente de la torre y concurrencia de diversas avenidas, y el Campo de Marte, el jardín situado a sus pies.
Dejando barcos y alturas, a pie de calle la ciudad no pierde encanto. Lo gana, incluso. Recorrer los dos kilómetros de longitud de la avenida de los Campos Eliseos –desde su comienzo en la Plaza de la Concordia donde yergue el Obelisco hasta su fin en la Plaza de Charles De Gaulle en el que se ubica el Arco del Triunfo– nos permitirá distinguir a un lado y otro coquetos palacetes, decimonónicos edificios, teatros, cafés y tiendas de lujo.
La culminación de tan lustroso pasaje es el mencionado Arco del Triunfo, el monumento más representativo de la capital que inmortaliza las victorias napoleónicas, con una altura de 50 metros y unas vistas únicas desde su terraza del impresionante mosaico que conforma la confluencia de doce grandes avenidas.
París bohemio
Los distritos de Montmartre y el Barrio Latino encarnan la esencia bohemia de la Ciudad de la Luz.
En el de Montmartre, el barrio de los pintores, artistas callejeros exponen su obra a la vista de miles de turistas que deambulan por sus pintorescas calles y se encuentra coronado por la basílica del Sacre Coeur, construida a lo largo de cuarenta años e inspirada en una mezcla de arquitectura romana y bizantina.
Mientras que en el entramado de las pequeñas y encantadoras callejuelas del Barrio Latino bullen cafeterías, bistros, restaurantes y librerías y alberga además de la Universidad de la Sorbona el Panteón, un monumento majestuoso donde reposan tan ilustres restos mortales como los de Voltarie, Rouseau, Victor Hugo, Dumas o Marie Curie, entre otros.
París artístico
Visitar el Louvre, considerada la mejor pinacoteca del mundo y consagrada tanto a las bellas artes como a la arqueología, o el exclusivo Orsay para apreciar sus colecciones y exposiciones pictóricas del impresionismo dibujarán la cuadratura del círculo. Sin olvidar el Centro de Arte Pompidou, que cobija el museo nacional de Arte Moderno.
Arte, precisamente, que se manifiesta en su mayor expresión con la contemplación de la catedral gótica de Notre Dame, un emblema de la ciudad, con sus espectaculares y demoniacas gárgolas en su balconada, a pesar del terrible incendio que asoló la techumbre en abril de 2019 y que se prevé su reconstrucción completa para 2024.