El triangulo que conforman las ciudades flamencas de Bruselas, Gante y Brujas, figuradamente hablando porque geográficamente se ubican en línea, atesora belleza e historia en abundancia.
Cada una con peculiaridades diversas pero todas ellas con un denominador común: su poder de seducción. Bruselas –la más cosmopolita, capital política y administrativa de Bélgica y de la Unión Europea–, Gante –la capital cultural de Flandes– y Brujas –la capital de cuento del medievo y Patrimonio de la Humanidad–.
Bruselas
Si debemos destacar algo por encima de la media en la cosmopolita Bruselas es la Grand Place, la plaza emblemática por excelencia y mundialmente conocida por su riqueza ornamental, considerada por muchos la más bella del mundo.
No muy lejos de allí se encuentra el lujoso y vetusto Palacio Real, aunque allí ya no residen los monarcas belgas y los dos monumentos religiosos más sobresalientes de la ciudad: la catedral de San Miguel y Santa Gúdula, una obra de arte del gótico y la basílica del Sagrado Corazón, la quinta más grande del mundo.
Si el Manekken Pis –la famosa estatua del niño orinando– es el símbolo de Bruselas; la Grand Place, su lugar más visitado; el Atomium es la imagen de la ciudad. Se encuentra a las afueras de la capital, en el barrio de Heysel, junto al estadio de futbol del mismo nombre. Construida para la Exposición Universal de 1958, es una estructura de 102 metros de altura que representa un átomo ampliado 165 mil millones de veces y formado por nueve esferas de acero de unos 18 metros aproximadamente cada una de ellas.
Pasear por el Parque de Bruselas en el centro de la ciudad, vecino al Palacio Real y visitar el Barrio europeo que acoge los principales edificios de las instituciones de la Unión Europea completan la lista de imperdibles de la capital de la UE. Sin olvidar degustar una cerveza en la famosa cervecería Delirium Café, con más de dos mil marcas.
Gante
Al margen de su impresionante centro histórico que alberga el mayor número de edificios históricos de la región de Flandes, Gante destaca por su Universidad y la vida que se genera en torno a ella.
Desde la Plaza Vrijdagmark se vertebra toda la parte histórica de la ciudad, encontrándose a tiro de piedra la Catedral de San Bavón, gótica y de real cuna ya que allí fue bautizado el emperador Carlos V y la iglesia de San Nicolás, con su impresionante fachada que data del siglo XIII.
Y entre medias de ambas se alza hasta los 90 metros de altura la torre de Belfort, el campanario de Gante, declarado Patrimonio Mundial de la Unesco, antigua torre de vigilancia y depósito de la tesorería de la ciudad.
Pero si buscamos la mejor perspectiva de tan bello espectáculo de edificios medievales nada mejor que hacerlo desde el puente de San Miguel desde el cual podemos vislumbrar en línea las tres torres mencionadas que yerguen sobre el cielo de Gante: la de San Bavón, la de San Nicolás y la de Belfort.
Brujas
El esplendor de Brujas cuya edad de oro data del siglo XV marcó la estampa medieval de la urbe, dotó a la ciudad de prosperidad y la convirtió en punto neurálgico del comercio en Europa. Su posterior decadencia ha dado paso a lo que es ahora, una de las ciudades turísticas de Europa más visitadas.
Aseguran que Brujas es la metrópoli medieval mejor conservada del mundo. Y, sin duda, es cierto. Su centro, la Grote Mark –hervidero de la ciudad con sus bicis, tiendas y terrazas–, esta circundada de históricos edificios como el Palacio Provincial o el viejo campanario. Y rivalizando en belleza nos encontramos la Plaza Burg, origen de la ciudad y convertida por obra y gracia de sus construcciones en una autentica obra de arte que acoge el ayuntamiento, el palacio de justicia o la basílica de la Santa Sangre, entre otros.
Pero la imagen más conocida de Brujas son sus canales que zigzaguean por sus calles adoquinadas, puentes pintorescos, arcos de piedra y vetustas iglesias, ganándose a pulso la denominación de la “Venecia del Norte” y siendo incluida en la exclusiva lista de ciudades Patrimonio de la Humanidad.