Cuando Rómulo y Remo fundaron Roma según cuenta la leyenda nunca imaginaron que más de 2.500 años después sería una de las ciudades más bellas y visitadas del mundo.
Roma, conocida como la Ciudad Eterna, tiene múltiples motivos para ser conocida así. Una de ellas, el tiempo parece haberse detenido en ella. Otra, la idea de que Roma duraría para siempre tras la definición tan hermosa del poeta latino Albio Tibulo llamándola “Urbs Aeterna” en su libro Elegías.
¿Qué lugares no podemos dejar de ver si visitamos Roma? Enumeremos los imperdibles de la Ciudad Eterna.
El Coliseo
Considerado como una de las siete maravillas del mundo, es el edificio más emblemático de Roma, testimonio vivo del imperio romano y protagonista del período de mayor esplendor.
El anfiteatro Flavio, pero más conocido como Coliseo, fue concebido como lugar para el entretenimiento de sus ciudadanos contemplando en el mismo luchas de gladiadores, peleas de animales salvajes o escenario de representaciones teatrales.
El Coliseo sorprende por sus impresionantes innovaciones técnicas incorporadas durante su construcción, allá por el año 73 d.c. La arena de la pista absorbía la sangre y bajo ella discurría un laberinto de 6 metros de profundidad que alojaba a las fieras y a los gladiadores. Los graderíos acogían en su parte baja a los nobles y ciudadanos acomodados, mientras que la parte alta estaba destinada para mujeres, esclavos y extranjeros.
El elemento básico en su construcción fue el hormigón, el ladrillo y la piedra en las arcadas abovedadas que rodean todo el estadio y contaba con 80 entradas al recinto que podía albergar más de 55 espectadores.
El Foro Romano
Epicentro de la vida en la capital del imperio, acogió en sus años de mayor lustre impresionantes templos (como el de Vespasiano, el de Julio Cesar, el de Cástor y Polux, el de Vesta, el de Rómulo, el de Venus y Roma o el de Saturno), basílicas (como la de Julia, la de Constantino o la de Aemilia) y la Vía Sacra que conectaba el Foro con el Coliseo.
Arcos (como el de Septimio Severo o el de Tito), columnas (como la de Foca), iglesias (como la casa de las Vírgenes Vestales, la de Santa Luca y Martina o Santa Francesca Romana), plazas y termas completaban el antiguo Foro.
La Ciudad del Vaticano
Actualmente constituye la ciudad-estado más pequeña del mundo y se ubican la impresionante Basílica de San Pedro y la plaza del mismo nombre que representan el 20% del territorio. Desde 1929 este estado soberano está gobernado por el Papa.
A la Basílica se la considera el mayor espacio interior de una iglesia cristiana en el mundo, ornamentada con las obras más importantes de ilustres como Miguel Angel, Rafael o Bernini. Su interior esta suntuosamente decorado y su construcción se completó en el año 349 d.c.
Y los edificios anejos a la basílica, conocidos como los Museos Vaticanos, incluyen la archifamosa Capilla Sixtina y una de las mejores colecciones del mundo del arte clásico y renacentista.
Las plazas Navona, Spagna o de la Rotonda
Son las tres plazas más insignes de la Ciudad Eterna. La plaza Navona reúne esculturas, fuentes y edificios de gran valor artístico. En la Antigua Roma se levantó allí un impresionante estadio para competiciones deportivas, el Circo Agonal, con un espacio para 30 espectadores.
En la Plaza de Spagna destaca la conocida escalinata que asciende hasta Trinitá dei Monti y la barroca Fuente de la Barcaza; sin duda, una de las zonas más animadas de la ciudad. Y en la Plaza de la Rotonda se lleva el protagonismo el famoso panteón de Agripa, un impresionante interior que no se adivina desde el exterior.
La Fontana de Trevi y resto de lugares de interés
La imagen más icónica junto al Coliseo de Roma. Quizá la más fotografiada del mundo y escenario de numerosas películas, la Fontana de Trevi es la expresión más bella del barroco.
Fue el papa Urbano VIII quien encargó tan maravillosa fuente a Lorenzo Bernini, aunque posteriormente fue desechado el proyecto en favor del de Nicola Salvi.
Y como magnifico colofón para completar la visita a lo más turístico de la capital romana no debemos pasar por alto el Castillo de Sant’Angelo (mausoleo de Adriano), la iglesia de Santa María in Cosmedin (con la renombrada Bocca della Veritá), las viejas catacumbas (galerías bajo tierra para el enterramiento de cristianos, judíos y paganos hasta el siglo V), el barrio del Trastevere y su entramado de callejuelas empedradas repletas de cafés y restaurantes, la basílica de Santa María la Mayor (con una impresionante mezcla de diversos estilos) o la Colina del Quirinal, desde donde se vislumbran unas esplendidas vistas de Roma.