Si nos aventuramos en practicar piragüismo o kayac, ¿qué nos hace falta? Escenarios como ríos, barrancos, embalses, lagos e, incluso el mar. Y de todo ello vamos sobrados en España.
¿Y qué más? Pues disponer de una piragua, ya sea una canoa o un kayac. Mientras la canoa tiene el casco de la embarcación como el de una barca normal y el tripulante rema con una pierna flexionada, el kayac tiene el casco cerrado con una abertura ovalada por donde entra el tripulante que rema sentado.
Y ya solo nos falta equiparnos con lo imprescindible. Indudablemente además de la piragua, precisaremos de remos (para la canoa se usará una pala de una sola hoja, mientras que para el kayac se usan remos de dos hojas), casco (imprescindible debido a que en muchos recorridos nos podemos encontrar rocas o piedras, cubrirá el cráneo pero también la mandíbula y tendrá orificios de desagüe para que el agua no se acumule en su interior), chaleco salvavidas (que se pueden completar con accesorios como silbatos o chuchillos para utilizar en casos de extremada urgencia), ropa de neopreno y calzado deportivo. Elijamos sitio, pues.
Las mejores ubicaciones
Las aguas tranquilas del canal artificial de la Seo D’Urgell, el pantano de Bubal y el embalse de Mediano –ambos en el pirineo oscense–, el río Gállego (Huesca) y el de Noguera Ribagorzana (entre las provincias de Lérida y Huesca), los lagos artificiales de Puigcerdá y Nuria –en el pirineo ilerdense– y el cauce que bordea los acantilados ubicados en el interior del Parque Natural del Garraf (Barcelona) son el marco perfecto para los aficionados al piragüismo o al kayac en la zona pirenaica y Cataluña.
Mientras que en la cornisa cantábrica será en los ríos Sella, Deva y Dobra (Asturias) donde los practicantes de ambas modalidades podrán descender sus impresionantes y abruptos cursos fluviales. Aunque si se prefieren aguas más tranquilas servirán como escenarios idóneos los embalses de Chandrexa, Bao y Montfurado (Orense), Castrelo y Eume (La Coruña) y el rio Ulla, muy próximo a su desembocadura en la ría de Arousa (Pontevedra). Y también destaca el caudaloso río Bidasoa (entre Navarra y el País Vasco) con la oportunidad de realizar rutas de diversa dificultad.
La comunidad castellano-leonesa se constituye en el territorio quizá con mayor número de lugares para sacar la piragua, como por ejemplo en el embalse de Burguillo, el río Tiétar y el Alberche (Ávila), en el Tormes (Salamanca), en el lago de Sanabria o en el río Duero a su paso por Zamora, en el cañón del río Duratón o el lago de la Serranilla (Segovia) o descendiendo el río Luna (León).
En su gemela del sur, en Castilla-La Mancha, no hay mejores lugares como el descenso por la garganta profunda, brava y tortuosa del río Júcar (Albacete) o por las angostas Hoces del Cabriel (Cuenca).
En Andalucía despuntan los acantilados de Maro (Málaga) junto a Nerja con vistas espectaculares durante el recorrido de cuevas y zonas rocosas de extraordinaria belleza; así como itinerarios alternativos por el parque natural del Cabo de Gata (Almería).
Y sin olvidarnos de las islas, en ellas también hay lugar para el kayac. Ya se tanto en las cristalinas aguas de la isla de Formentera (Baleares) como en el acantilado de los Gigantes, un accidente geológico y volcánico de tipo basáltico en la costa oeste de la isla de Tenerife (Canarias), caracterizado por sus paredes verticales de entre 300 y 600 metros de altura.