Descender en canoa por cavidades y barrancos provocados por la erosión del agua, combinando tan apasionante actividad con natación, escalada o haciendo rapel para salvar obstáculos, el barranquismo es uno de los deportes de aventura más trepidantes que podemos practicar, conjugando tramos muy caudalosos con otros incluso que pueden estar secos y salvando numerosas dificultades naturales.
Casco, traje de neopreno, escarpines, calzado adecuado, arnés, mosquetones y cuerda serán los elementos imprescindibles que nos deberán acompañar en esta aventura. Pero conozcamos que escenarios naturales hay en España para practicarlo.
El mayor conjunto de gargantas de Europa
Los cañones de la Sierra del Guara (Huesca), ubicados en el Prepirineo oscense, conforman el conjunto de gargantas, desfiladeros y formaciones calizas más importantes y abruptas de Europa, siendo con sus peculiares formas geológicas la mayor concentración de barrancos practicables en el continente, sumando un total de 200 aproximadamente en apenas un radio de 50 kilómetros cuadrados. A destacar en esta zona el barranco del Furco o el cañón de Viandico.
En el País Vasco despuntan el cañón de Arrieta (Vizcaya) y los barrancos de Akerreta y Arbe (Guipúzcoa) metidos entre frondosos bosques de haya, o el barranco-cueva de La Leze en la Sierra de Altzania (divisoria entre las provincias de Guipúzcoa y Álava).
En Asturias descolla el barranco del río Rubó trufado de aglomeraciones de agua procedentes de los vecinos Picos de Europa, así como los cañones en la zona de Potes y Cangas de Onis (Asturias). Mientras que en la comunidad cántabra se ubican barrancos en la cuenca del río Saja en Cabezón de la Sal y en Galicia se distingue el cañón del río Mao (Orense) con sus esculpidos tramos de roca, pasos de escalada libre e incluso travesías para recorrer a nado.
Castilla y León y La Rioja cuentan con escenarios naturales perfectos para el barranquismo; como por ejemplo en la angostura del río Duratón (Segovia) con partes encajonadas y rápeles de más de 30 metros, el barranco de la Nava en la Nava del Barco en la Sierra de Gredos (Ávila) con toda la belleza de su trepidante descenso y hermoso entorno , el cañón de Rupurupay en Aldeavila (Salamanca) con impresionantes vistas del Duero y dos saltos de agua consecutivos y el barranco del nacimiento del río Pedroso (La Rioja), un marco espectacular lleno de badinas y rápeles sobre cascadas que desembocan en un bosque de hayas.
En Extremadura destaca la Garganta Pupuos en el valle del Jerte (Cáceres), un barranco en el cauce del río que da nombre a la comarca y que exhibe un espectacular paisaje abierto precedido de numerosos saltos de agua.
Castilla-La Mancha, Andalucía y Comunidad valenciana
En la comunidad castellano-manchega abundan ostentosos escenarios naturales para el descenso de barrancos: en el curso del río Tajo en el parque natural del Alto Tajo (Guadalajara), el barranco de Chorreras en el río Cabriel (Cuenca) a través de sus toboganes naturales excavados en la roca y el barranco del Júcar (Cuenca) con sus rápidos, saltos a pozas y cascadas frente al Mirador del Ventano del Diablo.
Al sureste en la comunidad valenciana se erige como principal protagonista el barranco del Infierno, una abrupta torrentera en el Vall de Laguar entre las poblaciones de Benimaurell y Vall de Ebo, en la Marina Alta (Alicante), de un altísimo interés geológico y con diez rápeles en un trayecto de poco más de siete kilómetros.
En Andalucía sobresalen los barrancos del río Verde (Granada), un precioso cañón ubicado en la sierra de Almijara, cerca de la playa de Almuñécar; la comarca de Las Alpujarras que se constituye en territorio de barrancos caudalosos y el cañón de las Buitreras en el curso del río Guadiaro (Málaga), una garganta vertical en un área declarada monumento natural.
En las islas Canarias se significa sobremanera el barranco angosto y profundo de los Arcos de Chimoche en La Orotava (Tenerife) en el que la erosión ha formado un impresionante conjunto de bóvedas y arcos y el no menos espectacular barranco de Achacay en Guimar (Tenerife).
Mientras que en las Baleares podremos aventurarnos con el barranquismo en auténticos parques acuáticos naturales como en Coanegra, en espectaculares cascadas de más de 80 metros en Es Llí o en descensos vertiginosos de barrancos en Sa Fosca, todos ellos en la isla de Mallorca.