Una de las actividades deportivas que combina con mayor equilibrio quemar grasa y reducir peso con un armonioso mantenimiento de la forma física es el senderismo. Siempre se ha calificado como un ejercicio aeróbico de baja intensidad, pero no por ello menos beneficioso para la salud.
Y sus ventajas son diversas. Desde que su práctica no está acotada a una época determinada del año hasta que ofrece la posibilidad de conocer entornos naturales de gran valía paisajística. Pero si nos iniciamos en él habrá que tener en cuenta una serie de recomendaciones o sugerencias.
Comenzaremos por elegir en función de nuestra forma física el nivel de dificultad de la ruta y sus condiciones medioambientales, como el clima o la altura. Tanto en internet, como en agencias especializadas podremos encontrar multitud de información de caminos, senderos, niveles de dificultad y otras recomendaciones a tener en cuenta.
Elección de vestuario
La elección de un calzado adecuado es crucial y los veteranos en la materia recomiendan que sea de suela gruesa, antideslizante e impermeable. Pero tampoco debemos descuidar el vestuario, tanto o más importante que aquel.
Básicamente la ropa debe ser cómoda, elástica y con buena transpiración. Además cuanto más ligero vayamos será mejor, pero sin olvidar una manga larga y ropa de abrigo o chubasquero por los cambios súbitos de la climatología.
Y, por supuesto, tampoco omitamos llevar una mochila con una sujeción en la espalda de correas anchas para no dañárnosla durante el pateo. Y no olvidemos que sea impermeable. La utilización de gorro para protegernos de los rayos solares y protectores solares y labiales no está de más.
Complementando a la indumentaria debemos optar por la utilización de bastones de trekking, accesorio muy útil para guardar el equilibrio en rutas de orografía dificultosa.
Preparación y aprovisionamiento
En cuanto al aprovisionamiento es preciso y más que necesario hidratarnos regularmente con agua, bebidas isotónicas y portar alimentos muy ricos en hidratos, snacks y barritas energéticas; además de algún preparado caliente o deshidratado para combatir las bajas temperaturas que nos podamos encontrar.
En la preparación de la caminata debemos tener en cuenta la predicción del tiempo porque eso marcará en buena medida la actividad. Tendremos que ser previsores en cuanto a estudiar adecuadamente la ruta senderista (lugares para descansar, ríos cercanos, rutas preferentes, orografía del terreno, etcétera), así como disponer de brújula, teléfono móvil o incluso un GPS para casos de urgencia. Muy plausible es abastecernos de un botiquín aunque sea básico.
No olvidemos que por nuestra seguridad y además porque resulta, sin duda, más entretenido es conveniente practicar senderismo en grupo. Evitamos contratiempos y resulta más gratificante.
En un principio la duración de la ruta si nos iniciamos no debe sobrepasar las dos horas o dos horas y media. Debemos mantener un ritmo suave aunque constante y una respiración acompasada. Y para dosificar mejor y evitar un cansancio prematuro es recomendable parar de cinco a diez minutos por cada hora de ruta e hidratarse constantemente con pequeños tragos de agua.
Ciertamente, además de ejercicio, practicar senderismo facilita la descarga de adrenalina y el mantenimiento de nuestra salud cardiovascular. Y quizá sea la actividad deportiva que mezcla mejor con el respeto al medioambiente, básico e imprescindible.