Estamos a unas cuantas horas de la patada inicial en el juego más importante en la NFL, el Super Bowl número LV entre los Bucaneros de Tampa Bay y los ‘Jefes’ de Kansas City, encuentro que tendrá lugar precisamente en la casa de los de Tampa y que pone fin de este modo a la actual temporada del fútbol americano en los Estados Unidos en un año en medio de una serie de eventos que hace de esta temporada algo inusual y elevan al mismo tiempo la ansiedad por ver a un nuevo campeón de una de las ligas más redituables en el mundo del deporte.
Partido historico
Pretextos para estar al pendiente del televisor el próximo 7 de febrero en punto de las 7 de la noche, son muchas, por ejemplo, el caso de dos Quarterbacks que sí o sí, estarían por entrar a los anales de la historia del deporte de la tacleadas. De un lado tenemos al que es probablemente ya el jugador más importante toda la NFL, hablamos por supuesto de Tom Brady quien busca su séptimo anillo de Super Tazón, para sorpresa de todos, luego de dejar a los ‘Patriotas’ de Nueva Inglaterra e irse con los ‘Bucaneros’. Del otro lado se encuentra Austin Mahone, el novato que busca arrancarle su última gloria a Brady y de paso su segundo anillo al hilo.
Homenaje al personal de salud
Por si esto no fuera poco, el partido final de la NFL tiene un condimento distinto a todos los antes registrados, y es que en medio de la pandemia por la Covid 19 que ha cambiado las cosas para siempre, la liga ha decidido rendirle un merecido homenaje al personal de salud, disponiendo 7,500 asientos en el partido más importante del año, cosa que le abona ese toque de nostalgia que tanto encanta en la postre.
Precisamente en el tenor de la salud y de su repercusión tan absoluta en la era moderna del fútbol americano y otros deportes, viene a nuestra cabeza el ejemplo de un hombre que hace apenas algunos años vino a declararle la guerra a la NFL y al juego en general para cambiarlo para siempre. El hombre de ese sujeto no es otro que Bennet Omalu.
Bennet Omalu y el CTE
El médico forense, Bennet Omalu fue el primero que puso sobre la mesa en el 2008 con su libro Play Hard: Die Young, las consecuencias de los golpes en la liga de fútbol profesional de los Estados Unidos. Su caso estrella el de la ex figura de los ‘Acereros’ de Pittsburg, Micke Webster, quien luego de cuatro anillo de super bowl y una exitosa carrera, de pronto se alejó de su familia y más tarde se quitaría la vida.
Fue Omalu quien dijo que la vida del centro de los ‘Acereros’ no había sido tan apacible como se presumía y luego de una serie de investigaciones en las necropsias al cuerpo del centro, fue que el patólogo concluyó que el tejido del defensor presentaba un desgaste severo producto de los cientos de golpes que el jugador recibió a lo largo de su carrera. Cabe destacar que es el centro, la posición que más golpes recibe en los emparrillados. Deterioro denominado Encefalopatía traumática crónica, (CTE, por sus siglas en ingles).
Lo que siguió fue una larga disputa en que la NFL, al ver su negocio anchamente lucrativo, en riesgo, entre Omalu y la liga que buscó a toda costa desprestigiar la carrera del hombre de ascendencia nigeriana. Sin embargo, fue Bennet Omalu quien pudo más mostrando un sinfín de caso con iguales características y similares conclusiones trágicas. El más reciente, el del jugador de Aaron Hernández, de los ‘Patriotas’ de Nueva Inglaterra, quien en 2017 y luego de ser encarcelado por matar a uno de sus amigos, se quitó la vida dentro de prisión. Los análisis posteriores mostraron evidencias de CTE en su cabeza, trauma que entre otras cosas provoca arranques de violencia descontrolados.
Afortunadamente la pericia de Omalu no ha quedado en nada y ha trasformado el juego de las yardas y los touchdowns para siempre, implementando protocolos de conmociones cada vez más rigurosos en que los jugadores son puestos como prioridad muy a pesar de que ellos mismo intenten volver a la cacha. De la mano, ya no se permite el contacto directo en la cabeza de los jugadores ni el exceso de rudeza, normas que aunque en buena medida le han restado esencia al juego y unos puristas se niegan a aprobarlas, son ya irrefrenables en pro de la salud de los jugadores.
La historia de Omalu a las pantallas
Toda esta historia quedó maravillosamente registrada en la película, Game Brain (La verdad oculta), de 2015, protagonizada por Will Smith, cinta que deja claro estos y otros menesteres en torno a este grave problema. La película dejaba tan mal parada a la industria de la NFL que tuvo que ser estrenada en Pakistán ante el riesgo que implicó para a liga y las muchas críticas que recibió por atacar al llamado juego nacional.
Al final de cuantas, el juego persiste y la carrera de Bennet Omalu, sigue si curco, conviviendo ambas en armonía, o eso es lo que se sospecha. Por lo pronto, queda una vez más el último juego de la temporada, condimentado con un dato que tal vez ignorabas sobre lo peligroso que puede resultar y lo adictivo que resulta para algunos al punto de apostar la vida por la ovalada y sudar el Jersey.