El estadio de La Cartuja acogía este domingo la final de la Supercopa de España entre FC Barcelona y Athletic Club, los cuales eliminaron en las semifinales de la nueva edición a Real Sociedad y Real Madrid CF respectivamente. El partido conmemoraba la celebrada hace apenas cinco años en la que el conjunto vasco logró arrebatarle el título a los blaugranas tras imponerse por un resultado global de 5-1.
El partido comenzaba con un intenso control por parte del conjunto rojiblanco, el cual logró eliminar todos los puntos fuertes del conjunto culé desde los primeros instantes del partido. Sin embargo, pese al control por parte de los de Marcelino, en la primera media hora del encuentro no hubo grandes ocasiones para ninguna de los dos conjuntos, donde un disparo de Ander Capa fue la excepción, que se fue rozando el larguero de la portería de Ter Stegen. Cuando el partido parecía llegar al descanso con empate a cero en el marcador, una gran jugada de los de Ronald Koeman hicieron abrir el marcador después de que un gran pase de Messi al punto de penalti, Antoine Griezmann rematara a placer después de que el balón quedara muerto a sus pies tras rebotar en Íñigo Martínez. La cosa no iba a quedar ahí y es que el conjunto vasco igualaría el encuentro en la jugada siguiente tras una asistencia de Iñaki Williams que dejaría al lateral Óscar de Marcos solo ante el cancerbero alemán, colocando el empate a uno en el marcador.
En la segunda mitad el conjunto blaugrana dio un paso hacia delante y empezó a tener una mayor posesión de balón, haciendo que el Athletic Club no mantuviera el control del esférico como había ocurrido en la primera mitad. Las ocasiones no eran clara para ninguno de los dos conjuntos, pero ninguno bajaba los brazos en ninguno de los momentos. Raúl García marcaría el 1-2 tras una falta lateral antes de llegar al minutos sesenta de partido, pero el VAR anularía el gol por un claro fuera de juego. El que sí que valdría sería el gol del francés de Griezmann cuando apenas faltaban quince minutos para el final del encuentro, que lograría batir la portería defendida por Unai Simón. Todo parecía sentenciado cuando llegó el tiempo de añadido, pero el joven delantero Asier Villalibre lograría rematar a placer en el primer palo una falta sacada por Iker Muniain que haría llegar el partido a la prórroga.
Los cambios se procesaban y la marcha de Dembelè y Pedri por parte del cuadro catalán antes de que los bilbaínos empataran el encuentro ponían en aprietos a un FC Barcelona que no tuvo grandes ocasiones en la prórroga. El que sí que tuvo fue el Athletic Club, que con un disparo de Iñaki Williams desde el borde del área batiría al portero culé y pondría del definitivo 2-3 del partido. Otras dos claras ocasiones fueron las que tuvieron Asier Villalibre y Morcillo en los intantes finales del encuentro que no sentenciaron un partido que se terminarían llevando.
Con el pitido final del colegiado, el éxtasis se desataba entre los jugadores rojiblancos, donde posteriormente Iñaki Williams recibiría el trofeo por ser el mejor jugador del partido. Seguidamente, Iker Muniain ascendería por la grada del Olímpico de La Cartuja para recibir la ansiada Supercopa de España, la cual llevaría al terreno de juego para levantarla junto a sus compañeros y de este modo consagrase como supercampeones de España y llevar un nuevo trofeo a las vitrinas del Athletic Club, siendo igual que el conseguido en 2015.
