Como muchos españoles, María José Campanario está viéndose afectada por la crisis de la pandemia del coronavirus: desde el pasado mes de marzo está en un ERTE. La clínica dental en la que realizaba su trabajo se vio obligada a presentar un expediente de regulación de empleo temporal por culpa de la pandemia. Según informa el medio digital Look, desde el pasado 15 de marzo, día en el que se decretó el estado de alarma en España, la mujer de Jesulín de Ubrique no ha vuelto a su puesto de trabajo.
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Desde la primavera del año pasado, María José Campanario estaba contratada en una clínica dental ubicada en Lloret de Mar. A pesar de que trabajar tan lejos de su familia le obligaba a viajar de Andalucía a tierras catalanas, para la odontóloga era una gran oportunidad laboral, además de una fórmula de escape de todo lo que tiene que ver con Ambiciones. A lo largo de estos meses, María José logró llevar una vida completamente anónima, con nuevas y muy buenas amistades y se le consideraba una muy buena profesional en la clínica. E, incluso, disfrutó de una tregua en la grave enfermedad que padece desde hace 14 años, la fibromialgia.
La pandemia ha truncado, completamente, los planes de María José Campanario. Las duras restricciones sanitarias obligaron al cierre de la clínica dental, de manera temporal, a la espera que la situación mejorase. Pero, tras el confinamiento y ya en la “nueva normalidad", tras la bajada del número de consultas y de pacientes, la clínica se vio obligada a tramitar un expediente de regulación de empleo temporal (más conocido como ERTE), en el que se incluyó a la propia María José.
La situación laboral de la mujer de Jesulín de Ubrique es muy similar a la de otros muchos trabajadores del país: durante los seis primeros meses ha cobrado el 70% de la base de cotización. A partir del séptimo, el 50%. Teniendo en cuenta que tiene dos hijos, y su situación personal, María José Campanario estaría cobrando poco más de 600 euros mensuales. La última vez que los reporteros pudieron captar imágenes de la odontóloga fue este mismo verano: durante el entierro de Humberto Janeiro, su suegro.
Mientras María José no sabe que pasará con su futuro, la familia Janeiro quiere explotar un nuevo negocio: el alquiler de la finca Ambiciones como lugar de celebración de eventos. Las restricciones sanitarias también han impedido que el negocio abriese sus puestas, ya que las reuniones masivas están restringidas en toda Andalucía: máximo de 150 personas en eventos al aire libre. Si es inferior, el cupo se queda en 100. Por otro lado, está prohibida la barra libre y el horario de cierre es a la 1 de la madrugada.