La segunda entrega de “Cantora: Una herencia envenenada” ha estado marcada por la presencia de un torero que vivió, en primera persona, el fallecimiento de Francisco Rivera “Paquirri”: “El Soro”. El ex-torero fue compañero de corrida de Paquirri la fatídica tarde que perdió la vida en Pozoblanco (Córdoba) y ha querido contar cómo fueron las últimas horas en la vida de uno de los toreros más importantes de la historia. El mejor pagado de su generación.
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Aquella tarde del mes de septiembre del año 1984, en la plaza de Pozoblanco, Paquirri iba acompañado de varios diestros con los que compartía cartel. Pero solo uno sigue con vida al día de hoy: “El Soro”. Vicente Ruiz, que ha demostrado un gran aprecio por el que ha sido su "Maestro", ha participad en “Cantora: la herencia envenenada 2” para contar cómo fueron las últimas horas de vida del torero y desmentir ciertas informaciones por parte de Isabel Pantoja.
“El Soro” no ha podido evitar emocionarse, en más de una ocasión, al recordar al que fuera una de las figuras más importantes del mundo del toro, al que él llamaba todo el tiempo “el maestro”.
Vicente ha querido aclarar que si ha permanecido todos estos años callado, a pesar de que la han ofrecido grandes cantidades de dinero, ha sido por respeto a una familia que adora, los Rivera. Lo primero que ha querido dejar claro es que Paquirri, a pesar de que se dice lo contrario, se casó muy enamorado de una jovencísima Isabel Pantoja, pero no tardó mucho tiempo en enfriarse la relación y cada vez tenían más problemas entre los dos.
“El maestro se disgustaba mucho por sus peleas con Isabel Pantoja, allí en Cantora se escuchaban muy fuertes sus discusiones (…) Paqurri en una ocasión me confesó que las cosas con Isabel no iban bien y que su vida juntos era un desastre (…) Yo viví un año en Cantora con ellos y vi muchas muchas cosas (…) Lo cierto es que Isabel era muy cariñosa y buena conmigo, pero cuando el maestro murió ya no volví a saber nada más de ella, no volvió a cogerme el teléfono”.
Aquel fatídico día en la localidad cordobesa de Pozoblanco, según “El Soro”, Paquirri no estaba centrado, concentrado en lo que tenía que hacer. Según el ex-torero, el maestro le confesó que llevaba tres días sin conseguir hablar con su mujer, Isabel Pantoja. Además, se pasaba el día buscándole para poder hablar con él, en un intento de desahogarse ante la situación que vivía en casa.
Vicente recuerda perfectamente un hecho que no era una buena señal en aquellas circunstancias:
“Aquel día, antes de la corrida, el maestro estuvo jugando a las cartas,y eso no era común en él (…) Yo el día de Pozoblanco no le veía bien, luego me enteré que llevaba dos días o tres sin hablarse con Isabel Pantoja”.
Vicente, que era amigo íntimo de Paco, tiene claro que en aquel momento la pareja estaba enfadada y ha confesado que el diestro le dijo, en alguna ocasión, que quería finalizar su matrimonio con la tonadillera (llevaban 17 meses casados cuando falleció):
“Él estaba muy cansado de la familia de Isabel Pantoja, un día puedes invitar a gente, pero todos… estaba harto de pagarles todo. No me contó que se quería separar, pero en ciertos momentos lo vi muy preocupado. No me pedía consejos, pero las exclamaciones de el “esto no va bien, tengo que terminar”… lo he vivido”.
Vicente también ha dado a entender que los rumores sobre el cambio de actitud de Isabel Pantoja con los hijos mayores del torero, Fran y Cayetano, cuando iban a la finca Cantora, eran ciertos:
“Si yo me caso con una mujer y tiene una niña y no quiero a la niña, no quiero a la mujer. Los niños eran pequeños, mientras estaban pequeños, si los quería, porque eran dos amores de niños. Lo que a mi chocó es que una noche estaba durmiendo en Cantora, eran las tres de la mañana, aparecieron los niños (Cayetano y Fran) llamando a la habitación en la que estaba yo durmiendo. Cayetano decía que tenía miedo, junté las dos camas y se metieron a dormir conmigo. Al día siguiente, a las seis de la mañana que se levantaba el maestro siempre a esa hora, le cuento lo que ha pasado a Paco…” y le dio las gracias por cuidar de sus hijos, pero parecía que no le había sorprendido el episodio.