La Veneno está más de moda que nunca gracias a la serie que han hecho los Javi sobre su figura y que se ha convertido en un auténtico fenómeno en las redes sociales. Hoy se cumplen cuatro años desde que muriera y las duda sobre este caso siguen ahí: “¿fue un suicidio o una muerte violenta? ¿Hubo alguien interesado en que La Veneno falleciera ante la posibilidad de que hablase sobre quiénes fueron sus clientes durante su etapa como prostituta?"
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Ahora la madre y la hermana de la querida Cristina Ortiz han decidido contratar a un investigador y han presentado una petición para que el caso se vuelva a abrir. Aseguran, como otras personas, que hubo numerosos errores en la investigación y la artista no falleció por un accidente doméstico. Están convencidas de que fue asesinada.
Hay un rincón en la ciudad de Madrid, en el parque del Oeste, en el que una placa muestra el siguiente texto: “En memoria de Cristina Ortiz, La Veneno, mujer transexual visible en los años 90”. Durante la alcaldía de Manuela Carmena, la colocó el Ayuntamiento de Madrid. Una persona la retiró y ahora el consistorio ha anunciado que volverá a colocarla.
Y no es para menos, pues se ha convertido en un auténtico punto de encuentro o u lugar de peregrinación para los seguidores de Cristina que le llevan flores y encienden velas en recuerdo de una mujer que es un auténtico símbolo para la lucha LGTBI+.
Y no solo por el gran éxito de la serie creada por los Javis, “Veneno”. La madre y la hermana de la artista han presentado una petición para que el caso de su muerte se reabra.
Incluso, un seguidor de la serie y fan de la artista han iniciado una petición en la plataforma Change.org para recoger firmar y solicitar ante el tribunal que retome la investigación ante la gran cantidad de errores que se sucedieron hace cuatro años cuando tuvo lugar el crimen.
Óscar Tarruella, el investigador contratado por la familia de la Veneno, asegura que “siempre han pensado que era un homicidio” y considera que estamos ante una muerte sospechosa. El pasado día 18 de octubre se presentó la mencionada petición en los Juzgados de Madrid y no se sabe, todavía, si se ha aceptado a trámite.
Las claves que permitirían que el caso se reabriese, según la versión de Tarruella, son varios errores cometidos por los investigadores. Sospecharon que Cristina era víctima de violencia de género pero de una manera “muy leve”.
¿Cómo pudieron clasificar la gravedad de los hechos si ni siquiera comprobaron el estado del cuerpo de la víctima? ¿Por qué los agentes no quisieron intervenir sin respetar el protocolo de denuncias de violencia de género cuando se sospecha que el presunto agresor estaba al lado de Cristina? ¿Y si la estaba amenazando? ¿Por qué la policía no solicitó, en ningún momento, una orden de entrada? Si hubieran preguntado a algún vecino de La Veneno habrían deducido que la artista sufría habitualmente violencia de género.
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¿Un caso de violencia de género?
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Estos hechos tuvieron lugar el día 5 de noviembre del año 2016 (pocos días antes de su muerte), cuando Veneno y su entonces novio protagonizaron una fuerte pelea en el domicilio de la artista. Los vecinos llamaron a la policía, pero todo quedó en un aviso, sin más. Pero, por la noche, este joven avisó a una vecina del edificio porque había encontrado a Cristina en el sofá de la casa cubierta de sangre. Después la información fue muy confusa y Tarruella está seguro que el responsable de la muerte de la artista fue su pareja. La Veneno moriría el 9 de noviembre de ese año, en el Hospital La Paz, donde llevaba en coma inducido desde el día 5.
Son muchas las contradicciones en este caso: el cuerpo presentaba una gran cantidad de hematomas, su ropa nunca fue analizada, había sangre por toda la vivienda, su novio nunca fue al centro hospitalario a verla y sí se personó de manera voluntaria en la comisaría de policía. Por ello, se ha presentado un documento para reabrir el caso. El investigador ha querido dejar claro que todo lo que está haciendo la familia no tiene nada que ver con la serie de televisión.
“Es el primer caso en el que me encuentro en toda mi carrera que en ninguna parte consta la hora de llegada al domicilio. Si que consta la hora en la que administraron los fármacos, lo que evidencia que estuvieron tratándola aproximadamente una hora. Una hora”.