El pasado 31 de octubre, el mundo del cine se ennegreció al perder a una de sus figuras más emblemáticas y con carisma de su historia. La BBC anunciaba que Sean Connery había muerto a los 90 años de edad. El escocés dejó una marca indelebre en la franquicia James Bond y ha sido votado, por los seguidores del personaje, que mejor había interpretado el papel. Desde el año 2003, cuando decidió retirarse de manera voluntaria tras “La liga de los hombres extraordinarios”, el actor residía en un complejo residencial en Las Bahamas, de auténtico lujo.
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Dejando a un lado su calidad indiscutible como actor y su gran carisma ante la cámara, también era conocido por su mal carácter, su total falta de interés en realizar entrevista y su perfil bajo durante los últimos años. Pero, la publicación de un libro sobre su vida reveló datos impactantes. El actor había nacido en una familia de clase trabajadora en uno de los barrios más pobres de Fountainbridge, en la ciudad de Edimburgo.
A los nueve años de edad obtuvo su primer trabajo como lechero con el objetivo de ayudar a sus padres. Después, fue ayudante de carnicero o carpintero de ataúdes. Durante sus años de adolescencia, Connery solo permaneció tres años en la Marina Británica, pero se vio obligado a abandonarla por un problema de salud. Y, a partir de ese momento, empezó a practicar una de sus grandes pasiones: el culturismo. Y, para ganar algo de dinero, ejerció de modelo en clases de pintura o moda. Su sueño, en aquel momento, era convertirse en una especie de “Arnold Schwarzenegger escocés”.
No tardó en tener mucho éxito con las mujeres. Según su amigo de la época, John Brady: “Le iba mejor que la mayoría de nosotros, sin esforzarse”. Michael Feeney Callan, que se ocupó de escribir su biografía en el año 1983 (“Sean Connery: El héroe intocable”) aseguró que él era un chico “socialmente hiperactivo y agresivamente hambriento por las chicas”. Con apenas 20 años de edad, “convertido en un chico muy atractivo, todo hombros (…) con un notable y moderno estilo de vestir”. Y, en aquella época, “cambiaba de pareja constantemente (…) Una rubia esta semana, una pelirroja la siguiente… era, según recuerdan sus amigos, insaciable”.
En los años setenta, Connery pudo participar en un casting para conseguir el papel de un superagente que estaba a las órdenes del servicio secreto de Reino Unido: logró ser el primer actor en ponerse en la piel del superagente y el resto es historia.
A los 59 años de edad, en 1989, la revista “People” lo reconoció como el hombre más sexy del mundo. Diez años después, con 69 años, la susodicha revista lo nombro como “el hombre más sexy del siglo”.
El único hijo del actor nació en 1963, Jason Joseph Connery, nacido de su matrimonio con Diane Cilento, de la que se divorció en el año 1973. Un año después conocería a su viuda, con la que ha estado casado durante 45 años, Micheline Roquebrune.