Alina se ha convertido en la protagonista de la semana y su entrevista en “Sábado Deluxe” ha sido un auténtico desafío para los colaboradores: contradicciones constantes, frases a medio decir y una situación surrealista. Desde que salió a la luz, a mediados de la semana pasada, el caso del intento de asesinato del conocido productor Josep María Mainat, todo lo que rodea el caso es más raro, extraño y surrealista. Muchas de las informaciones parecen imposibles sobre todo siendo Mainat uno de los hombres más poderosos de la televisión.
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El punto álgido tuvo lugar el viernes por la mañana: cinco cámaras de televisión, además de los reporteros y redactores correspondientes, eran testigos de la aparición de una joven, Alina, que salía de la casa del productor en el Barrio de Horta, en Barcelona, visiblemente alterada y gritando que le devolvieran sus cosas. Según la joven explicó a los periodistas presentes, ella era la novia de “un escort latino” que había sido contratado por Ángela “para pasarlo bien” y llevaba dos semanas viviendo en la casa del productos.
Tras una fuerte discusión con su mencionado novio, Gabriel, éste la metió de forma forzada dentro de la vivienda y los reporteros decidieron llamar a la policía ante la violencia de la situación. Hasta allí se acercaron seis agentes de la policía local y, finalmente, se llevaron detenidos a los dos. A Alina por hurto y a Gabriel por un delito de violencia de género.
Nada más salir del calabozo el sábado, Alina daba una entrevista en la calle a un reportero de “Viva la vida” y, por la noche, se sentaba en “Sábado Deluxe” para hablar sobre lo que está sucediendo en la casa de Mainat, además de un poli. En un período de tiempo inferior a las 24 horas Alina pasó de estar en los calabozos en la ciudad de Barcelona a estar sentada en el plató del Deluxe, gracias a poder coger el ave de media tarde que le permitió llegar a tiempo al programa presentado por Jorge Javier Vázquez.
Por supuesto, su llegada a Madrid ha sido de todo menos tranquila, la joven estaba muy desorientada y no estaba segura sobre lo que podía decir o no. Lo que más llamó la atención de los reporteros que la esperaban en ella estación fue un cocodrilo de peluche que Alina llevaba en los brazos y que no soltaba. Según explicó después: era un amuleto de la suerte que tenía desde hacía 17 años y atraía el dinero. Incluso lo llegó a tener con ella mientras hacía el polígrafo de Conchita.