Nadie podía imaginar al arrancar el US Open que la lucha por el título estuviese tan abierta en el segundo Grand Slam de esta temporada tan atípica, había un claro favorito, el número 1 del mundo Novak Djokovic que tras una acción desafortunada en la que golpeó a la juez de línea vio como se le escapaban las posibilidades de hacerse con el Abierto de Estados Unidos por cuarta vez en su carrera.
El principal beneficiado en esa acción fue Pablo Carreño que gracias a la descalificación del serbio consiguió acceder a los cuartos de final, no obstante hasta el momento era el asturiano quien dominaba el encuentro, por lo que estaba cuajando un excelente partido y llevando al límite al número 1. Tras empezar sufriendo en el primer partido frente al japonés Uchiyama, logró vencer tanto a Krueger como a Berankis en tres sets lo que le hacía llegar con esperanzas al partido frente al serbio.
Tras ese extraño partido con Novak Djokovic que terminó cuando se llevaba en torno a una hora de juego, llegaba el momento de enfrentarse a un jugador con uno de los mejores revés del mundo, el canadiense Shapovalov con el que Carreño tenía un cara a cara favorable y al que ya sabía lo que era ganarle en Nueva York, lo hizo en el 2017. Sin embargo, poco o nada tenía que ver aquel Denis con el de ahora, un jugador con un juego mucho más maduro y que había dejado por el camino a un Top 10 como Goffin, por lo que se preveía un partido durísimo y así fue.
En cinco sets y tras algo más de cuatro horas el español lograba derrotar al canadiense y eso que el encuentro no empezaba nada bien para el tenista gijonés, que perdió la primera manga por 3 a 6 a pesar de haber arrancado con break en el primer juego. En la segunda manga hubo hasta 4 roturas seguidas de servicio entre ambos tenistas y un nivel de tenis altísimo, que hacía justicia y con creces a la ronda de Grand Slam en la que se encontraban, finalmente tan solo un minibreak en el transcurso del Tie Break le bastó a Carreño para llevarse la segunda manga.
Con el marcador igualado a sets comenzaba otro partido, y el transcurso de este tercer set no fue muy diferente, ambos jugadores seguían mostrando un nivel espectacular con intercambios de mucha clase, en el que vimos que Carreño empezaba a soltarse con los golpes de derecha. El asturiano se puso por delante rompiendole el servicio en el 3-2, pero poco más tarde el canadiense logró equilibrar el tanteador. Otro nuevo set que se marchaba al Tie Break y que volvió a llevarse el español en este caso por 7 a 4.
El cuarto set fue un vendaval de Shapovalov en el que Carreño no hizo ni acto de presencia, el canadiense le endosó un doloroso 0-6 que frenaba así el ritmo de Pablo que había ganado los dos útlimos sets. Además al final de ese set, el asturiano tuvo que pedir asistencia médica por dolores en la espalda, un problema que ya le tuvo alejado de las pistas en el 2018. El resultado de ese set y las molestias hacían ser pesimistas de cara al desenlace del partido.
Sin embargo, el quinto set de Pablo Carreño fue espectacular, muy sólido al servicio y restando muy bien a lo que había que sumarle que Shapovalov había perdido consistencia en su saque. El trabajo mental de Carreño después de ese duro cuarto set fue ejemplar, por el hecho de haber podido sobreponerse a ese rosco que le había endosado y en el sexto juego del set Carreño pudo romperle el servicio al canadiense y conseguir la ventaja que posteriormente le dio la victoria al español.
Así consiguió Carreño el acceso a las semifinales, donde se enfrentará a un Alexander Zverev que está viviendo fantasmas del pasado con esos problemas al servicio y las continuas dobles faltas a lo largo del torneo. Solo se han visto las caras en un partido oficial y fue en otra semifinal, la del Master 1000 de Miami en 2018 donde la victoria fue para el alemán por 7-6 y 6-2.
Carreño se encuentra ante la oportunidad de su vida, con su segunda semifinal en un Grand Slam siendo ambas en territorio estadounidonse donde ya las pisó en 2017 frente a Kevin Anderson. En esta ocasión sin embargo, no hay ningún campeón de Grand Slam en el cuadro, pero en 2017 en la otra semifinal se encontraban tanto Rafael Nadal como Juan Martín del Potro, ambos campeones en EEUU.
El hecho de que no haya ningún jugador experimentado en estas rondas de US Open hace que todo este muy abierto, los únicos con experiencia en final de Grand Slam son Thiem y Medvedev con los que Pablo Carreño se podría cruzar en una hipotética final. Quién sabe si estamos ante la oportunidad de que un nuevo español inscriba su nombre en el elenco de jugadores que han saboreado la gloria de ganar un Grand Slam.