Rocío Flores entró por teléfono en “Sálvame” para pedir disculpas por su mala contestación al equipo de “Hormigas Blancas”, responder a las declaraciones de María Teresa Campos y, también, para dejar claro que se va a centrar en sus estudios y en crecer como profesional. Eso sí, Carlota Corredera no perdió la ocasión para preguntarle si ya tiraba la toalla y consideraba imposible una reconciliación con su madre.
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Rocío Flores tomó una decisión tras su paso por “Supervivientes 2020”: quería mantenerse al margen de todas las polémicas familiares en televisión. La joven aceptó entrar en el concurso para poder vivir la experiencia y significó una auténtica revolución en su vida aunque pagó el precio de exponer demasiado su vida ante las cámaras. En un momento dado,junto a sus compañeros, Rocío habló del conflicto que mantiene con su propia madre, la criticada Rocío Carrasco, y a partir de ese momento varios colaboradores de televisión se lo echaron en cara.
Pero, este lunes, Carlota Corredera quiso aprovechar la llamada de la joven, cuyo objetivo era pedir disculpas por su contestación a un redactor de “Hormigas Blancas", para preguntarle si ya había tirado la toalla con la posibilidad de hacer las paces con su madre.
Incluso, Rocío tuvo tiempo para felicitar a su madre desde la isla; pero, no recibió noticias del estado de salud de su progenitora cuando estalló la pandemia por el coronavirus en España. La hija de Rocío Jurado parece tener muy claro que no quiere saber nada de sus hijos y lanzó una indirecta en una de sus intervenciones en “Lazos de sangre”. Hoy por hoy, a pesar de los esfuerzos por parte de Rocío Flores, la relación entre madre e hijos es totalmente nula.
A la pregunta de Carlota, Rocío no pudo evitar emocionarse. De cierta manera, la joven ha confirmado que ya no va a insistir más pues es mejor que se centre en otras cosas. Rocío prefiere centrarse en su vida, en estudiar, seguir formándose, crecer como persona y ser feliz. La joven ya no quiere meterse más en ciertos asuntos. Su tono de voz dejaba entrever que, a pesar de que el tema le duele, se ha dado cuenta que no debe insistir más.