Estamos saturados de televisión. No es malo, sobre todo con la calidad de las producciones de hoy día. Netflix, Hulu, Amazon Prime, CBS All Acces, Diney+ y, recientenmente, HBO Max se sumaron al tren de la emisión de streaming. Ciertamente, la forma de consumo de material ha cambiado: es el usuario quien elige cómo, cuándo y dónde ve su programa favorito.
Sin embargo, esto no siempre fue así. Gracias al internet y a los nuevos dispositivos fue que se hizo posible entregarle el poder al espectador. Es debido a esto que, muchas veces, se siente agobio o se piensa que no va a alcanzar la vida para poder ver tantas producciones. Y es así. Estados Unidos, en 2015, produjo 400 series al año. Básicamente son producciones de nicho y no para la gran masa. Muchas personas recomendarán cosas diferentes todo el tiempo. Es que, hasta la duración de las temporadas ha disminuido. El fenómeno se conoce como Peak TV. Se está produciendo mucho contenido de calidad.
Ahora bien, este boom se inició con HBO, a mediados de la década de los 90. No es que antes no había televisión de calidad. A través de la historia de la televisión norteamericana, se han podido segmentar, al menos, tres edades de oro.
Edades de Oro de la televisión norteamericana
[Sumario]
La primera edad, ocurrió desde 1940 a 1960. De acuerdo a Wikipedia, la parrilla se componía de “antologías dramáticas, concursos, programas cómicos y de variedades”. Las producciones tenían gran influencia teatral y radiofónica. No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que el “sistema de estudios” de Los Ángeles, es decir, la influencia cinematográfica, terminó por afectar las producciones. Dimensión Desconocida (Twiligth Zone) y Alfred Hitchcock Presenta son los máximos representantes de esa época.
La segunda edad oncurrió desde 1970 hasta 1990. Durante este período, las producciones iban dirigidas al sector adinerado de la población. Según la lógica del análisis de audiencia, ellos eran los que estarían dispuestos a pagar los productos que serían anunciados durante la programación y, en teoría, eran la población más culta, ya que tenían, al menos, estudios de secundaria y universitarios, así como empleos estables y bien remunerados.
La CBS renunció a las clases medias y bajas, disminuyendo el nicho pero rentabilizando sus ganancias. Se prestó mucha atención a la producción con la creencia de que, debido al alto grado de cultura de la clase alta, había que darles calidad. Además, al gustar a la clase alta, irremediablemente, las clases más bajas, verían la producción.
Dallas, Dinastía, Falcon Crest, eran dramas que contaban las historias de familias adineradas y privilegiadas. También habían series cómicas como I Love Lucy, Morg y Mindy, Last American Hero; ficciones como Million Dollar Man (El Hombre Nuclear), Kojak, El Fugitivo, Misión Imposible y Hulk, entre otras. El precio del deber (Hill Street Blues) fue el punto más alto durante este período, el cual fue una producción conjunta de la CBS con la productora independiente MTM, de la actriz Mary Tyler Moore, que fue creada para mantener una libertad creativa, con muy buenos resultados.
La tercera edad comenzó en 1990, hasta el día de hoy… aunque hay críticos de televisión, como la ganadora del premio Pulitzer, Emily Nussbaum, que la define como “época de caramelo”. De acuerdo a sus palabras, son series para consumir en forma de maratón, “sugestivamente diversas” y que permiten la “celebración por igual de comedia, melodrama y diversos géneros”.
Viviendo la “Edad de Caramelo”
A partir de 1990 se le da total libertad a los creadores, potenciando la faceta de vanguardia y artística. Sin embargo no es hasta que HBO, que en ese tiempo retransmitía eventos deportivos, decidió crear material propio y arriesgarse, fue que se comenzaron a notar grandes cambios. Si Twin Peaks, dirigida por David Lynch, fue un grandioso cierre de la segunda edad en 1991; Oz y, posteriormente, Los Soprano, se encargarían de inaugurar la tercera edad por todo lo alto. Con guiones crudos, con cruce de líneas morales, personajes de muchos matices y hasta contenido sexual explícito, pero sin disminuir la calidad, fue la manera como la televisión por suscripción comenzó a atraer al público de masas. Durante este período destacan producciones como Six Feet Under y The Wire, que completan las 4 grandes series de HBO.
La televisión abierta, ahora tenía que competir con la de suscripción y mejoró muchísimo en calidad, aunque el riesgo no era mayor. Sin embargo, no fue hasta el 2008, con la emisión de Breaking Bad, que la TV alcanzó los máximo picos de calidad, siendo esta serie considerada como la mejor serie dramática, la más premiada y mejor puntuada de la historia. Hasta el autor Stephen King fue uno de sus más fieles seguidores. La tercera edad se cierra con el final de temporada de esta serie.
La televisión de calidad no tiene fronteras
El día de hoy, se sigue apostando por la calidad y no solo son series que vienen de Estados Unidos. Los mismos Estados Unidos han copiado los formatos europeos, recortando la duración de las temporadas, logrando así crear historias que mantengan el interés del espectador sin estirar más de la cuenta la historia… aunque a algunas no le está resultando muy bien, como el caso de la última temporada de Westworld, que ya se siente forzada.
Para concluir, el día de hoy existe una sobresaturación de series, lo que hace imposible que una serie destaque por encima de otras, pudiendo el espectador perderse de algún tesoro oculto entre la gran marea de las producciones. Objetivamente, ese es el nuevo ecosistema: la fragmentación de la audiencia por lo que se hacen series para cada tipo de gustos. Con más variedad, se hace muy difícil llegar a atrapar a las masas: más nichos para gente más variada.
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