No cabe duda que uno de los grandes protagonistas del caso Alcasser es Fernando García, padre de Miriam. El asesinato de su hija, Toñi y Desireé ha marcado de por vida a la sociedad española pero su presencia tuvo que ver en la gran repercusión del crimen.
La última vez que hemos visto a Fernando ha sido en el documental de Netflix producido por Ramón Campos. Algo más envejecido y con una voz entrecortada, el padre coraje narraba su periplo durante la busqueda y lo que vino después.
Su omnipresencia en los medios, su amistad con Juan Ignacio Blanco, su enemistad con Rosa Folch, su busqueda de la verdad y su comportamiento serán algunas de las claves que vamos a analizar en este artículo.
1. Mantuvo el caso vivo
Fernando García destacó entre los padres de las víctimas desde el minuto uno. La familia de Miriam era la que más poderío económico tenía y Fernando, en su condición de emprendedor empoderado, se convirtió en altavoz de las familias durante una busqueda que hoy se podría asemejar a la de Blanca Fernández Ochoa.
Su colaboración en los programas de Nieves Herrero (De tu a tu, Cita con la vida), Quien sabe donde de Paco Lobatón, El Jui de Amalia Garrigós y el polémico Misisipi de Pepe Navarro lo situaron en el punto de mira de los españoles durante mucho tiempo.
Tanta presencia mediática sirvió para que el crimen de Alcasser no quedara en el olvido y, junto a Juan Ignacio Blanco, reavivaron una serie de teorías alternativas que ponían en duda la versión oficial y que hizo cuestionarse a la audiencia si la justicia era justa o decía la verdad.
Sin embargo, la sobreexposición le acabaría pasando factura. El valenciano se retiraría en el año 2002 de la televisión entre diferentes demandas (El clan de la Moraleja o la Fundación Niñas de Alcasser) dejando la resolución del caso en Internet en foros que han alcanzado ciento de miles de mensajes.
2. Su terquedad
Para bien o para mal, Fernando García iba en busca de la justicia. Siempre ha hecho notar que si él ese día fatídico que desaparecen las niñas no hubiera estado enfermo, Miriam, Toñi y Desiree seguirían con vida.
En una lucha de David contra Goliath, Fernando García exigía saber la verdad y luchó con todas sus fuerzas durante los 75 días de busqueda de las niñas, hasta que llegó el juicio e incluso más allá.
Esa cabezonería de Fernando con la que era muy fácil empatizar le granjeó varios enemigos en el camino. Uno de ellos Jerónimo Boloix, compañero suyo en el programa de El jui del cas Alcasser que años más tarde le "traicionaría" en un programa de cámara oculta donde se pretendía destapar el afan mercantilista de García.
En el programa de El Jui del extinto Canal 9, Fernando llegaba a exigir la presencia del polémico polígrafo para aplicárselo a algunos de los implicados en el caso, haciendo oídos sordos a los argumentos de Boloix sobre la supuesta invalidez del mismo en la justicia española.
Curiosamente, años más tarde Fernando se sometería al mismo en el programa En Antena de Jaime Cantizano y no saldría muy bien parado en según que cuestiones (en otras sí). No obstante, Jose Antonio Fernández de Landa, el poligrafista, aclararía que diversos puntos donde no había dicho la verdad era por falta de documentos, pruebas o constancia.
Otra víctima de su terquedad fue Rosa Folch (madre de Desireé). A pesar de un esfuerzo conjunto inicial por encontrar a las niñas, Fernando y Rosa mantenían diferentes puntos de vista lo que les llevó a romper sus lazos ya durante la busqueda.
Esa enemistad siguió durante el juicio y se terminó de evidenciar publicamente durante una entrevista a ambos en el programa Tiempo al tiempo de TVE ante una sorprendida Concha Velasco que no sabía donde meterse debido a la tensión generada entre ambos.
Se dice que esa terquedad de Fernando daba miedo a los poderosos y por eso, durante el juicio, añadieron la controvertida figura de Blanca Estrella Ruiz (Asociación Clara Campoamor) para intentar controlarle. Su relación con ella pasó de la complicidad al desprecio absoluto conforme pasaban los días del juicio.
3. El misterioso viaje a Londres
Durante los 75 días de busqueda y dispuesto a remover el mundo entero, Fernando García y Luisa López (hermana de Toñi) acuden a Londrés junto a la polémica periodista Patricia Murray.
El viaje era una sugerencia de Raymond Nakachian (importante empresario marbellí de la época que falleció hace pocos años en la más absoluta ruina), quien empatizaba con el caso por haber vivido algo similar con el secuestro de su hija Melody.
En la capital del Reino Unido se iba a establecer un dispositivo para internacionalizar el caso que incluía la BBC, Scotland Yard, la Interpol y las cadenas de televisión de Oriente Medio y países de África.
Sin embargo, todas esas buenas intenciones se vieron diluídas en el momento que recibieron la noticia del hallazgo de los cadáveres de las niñas. Un movimiento que a día de hoy sigue despertando sospechas porque el mayor buscador de la justicia en este caso se encontraba en otro país durante el discutido levantamiento de los cuerpos en la fosa de La Romana.
4. Su amistad con Juan Ignacio Blanco
Hay que admitir que creyendo o no en la figura de Juan Ignacio Blanco dentro del caso, nadie puede negar que se trata de otro puntal para mantener a flote la odisea de buscar la resolución del crimen.
Fernando García le acogió como un hermano en su casa y, juntos, lograron una gran concurrencia en los diferentes medios de comunicación que eran testigos de las investigaciones alternativas que se proponían en contra de una versión oficial más que cuestionable.
La cosa fue más allá con la creación de la fundación "Niñas de Alcasser" y el libro ¿Que pasó en Alcasser?. Según el polémico programa de cámara oculta de Canal 9 donde se pretendían destapar las supuestas irregularidades de ambos, unas disputas monetarias habrían acabado con su relación tomando caminos distintos. Sin embargo, ambos volverían a coincidir varias veces publicamente e incluso en el documental, los creadores les instan a lanzarse una serie de mensajes en torno a la supuesta película snuff.
5. Las teorías alternativas
La seguridad que Fernando García mostraba cada vez que aparecía en televisión hacía sospechar que sabía más de lo que podía decir. En artículos anteriores, hemos nombrado a unos detectives privados que el padre de Miriam habría contratado para investigar el caso.
Si a la ecuación sumamos a Juan Ignacio Blanco, el caso Alcasser se terminaría convirtiendo en lo que es hoy: la mayor teoría de la conspiración de la historia moderna española.
El manejo de tanta información que desmentiría la versión oficial le traería problemas en el futuro pero lo realmente polémico fue que indirectamente exculpaba a Antonio Anglés y Miguel Ricart como asesinos de las niñas.
Su coincidencia en programas con Kelly Anglés, Neusa Martins o Rosa Ricart despertaron en su momento suspicacias y el abrazo que le dio a Mauricio Anglés durante una de las sesiones del juicio también levantaron sospechas a propios y a extraños.
Esto no le hizo nada bien a Fernando, que pasó de una buena posición a bucear entre los bajos fondos. Muchos medios de comunicación llamados oficialistas pasarían a masacrarle mediante artículos indecentes y a asentar la versión oficial por encima de todo.
A ello también contribuyó la alusión a "El clan de la moraleja", su discusión con varios políticos de la época y su cuestionamiento de la justicia. Para Fernando, las teorías alternativas eran su razón de ser y su manera de luchar contra una justicia injusta. Lamentablemente, perdió la partida, pero su legado queda en miles de personas intentando resolver el caso más de 25 años después.