El pueblo sevillano de Coria del Río tiene una peculiaridad del que ningún municipio puede presumir. Para cruzar de un lado a otro del Guadalquivir, al contrario que en otros lugares que viven a orillas de un río, se usa una barcaza en la que por un módico precio se puede disfrutar de un pequeño paseo de unos minutos.
Desde el otro lado se puede observar la localidad coriana de forma muy diferente pero con la suficiente perspectiva para entender como el Guadalquivir es una parte fundamental de la idiosincracia ribereña.