El todavía presidente del PP, Pablo Casado, vivió el pasado miércoles uno de sus peores días de su vida política. El líder de la oposición pidió y rogó a los barones autonómicos, con los que mantuvo una reunión de más de cuatro horas, que no le obligaran a dimitir en ese encuentro y que le permitieran tener "una marcha digna" pudiendo ser presidente del partido hasta la celebración del congreso extraordinario del PP.
Casado dejó hablar a los 17 barones autonómicos -en realidad son 19, pero el catalán Alejandro Fernández no pudo acudir a Génova 13 porque estaba convaleciente tras una operación de rodilla y la balear Marga Prohens está a punto de dar a luz- y luego intervino él. Fue pasadas las 23.00 horas cuando un Casado cansado y demacrado tomó la palabra. Según barones presentes en el encuentro, tenía cara de no haber dormido en varios días y de profunda sorpresa por todo lo sucedido.
El todavía presidente tomó aire y repasó sus cuatro años al frente del partido: recordó la delicada situación que atravesaba el PP cuando él se hizo con la dirección nacional, repasó los choques que ha tenido con Isabel Díaz Ayuso en los últimos tiempos y denunció el acoso mediático al que ha estado sometido. Prometió ante los barones que no se presentaría al congreso extraordinario e imploró que le permitieran despedirse de los afiliados de la misma forma que lo eligieron: en el congreso.
"Podré haber hecho algo mal, pero no he hecho nada malo. Es injusto. Pensad en mis hijos, en mi mujer. Os pido que no hagáis más sangre de la necesaria. Fiaros de mí, no os preocupéis. Si yo soy el primero que apoyo a Alberto. Os doy mi palabra de honor", aseguran algunas fuentes que dijo Casado.
La intervención del presidente del PP fue clave para que aquellas voces muy enquistadas en la dimisión esa misma noche del presidente cambiaran su postura y flexibilizaran su punto de vista. Casado transmitió con claridad que se apartaría de la dirección del partido y que no pondría ninguna zancadilla para proceder a la sucesión, pero pidió algo humano: despedirse con dignidad de su puesto en un congreso, el mismo órgano que lo aupó al mismo.
"Cuando firmo que se hace un congreso extraordinario, estoy diciendo que no me presento yo. No tengáis ninguna duda de que no me voy a presentar. Lo justo es que pueda despedirme de plenario del congreso, de la misma forma que llegué. Yo no voy a ser parte del problema", insistió Casado.
El momento más tenso de la reunión fue con alguna de las filtraciones que se produjeron a lo largo de la reunión. Un claro ejemplo fue el anuncio del momento en el que Casado intervenía en la eunión y alguna afirmación que la prensa empeó a pubicar. "Esto no puede ser", se escuchó en los pasillos de Génova 13. La reunión fue tensa pero no hubo grandes improperios.
Fuentes cercanas al todavía lider popular aseguran que está hundido. Su nivel anímico es realmente bajo. Casado se planteó dar una rueda de prensa pasadas las 01.30 horas, pero su equipo le quitó la idea de la cabeza. "Él sigue en shock. Había interiorizado que iba a ser presidente del Gobierno de España", subrayan fuentes del entorno de Casado.