El 24 de agosto es una fecha negra en el municipio de Osor (Girona); es el día en que desaparecieron y, casi con seguridad, fueron torturados y ejecutados dos jóvenes: Marc Hernández Pérez y Paula Mas Pruna, de 23 y 21 años. Pronto se cumplen 3 meses de dolor, sin noticias de la investigación del caso.
La Unidad Acuática de los Mossos d'Esquadra halló sus cuerpos sin vida en las aguas del pantano de Susqueda, el 26 de septiembre, en una búsqueda rutinaria amparada en la bajada del nivel de agua del embalse; los rastreos del paradero de los chavales se habían suspendido una semana antes.
Autopsias
Las autopsias revelaron, días más tarde, que habían sido maniatados, agredidos con arma blanca, y ejecutados con arma de fuego. Muertos, muy posiblemente fueron subidos al kayak de la pareja, con piedras dentro de sus mochilas y que colocaron a sus espaldas, lo mismo que las cargaron en la embarcación, para que los cuerpos y la embarcación se hundieran.
Los autores se deshicieron del coche con el que los chicos habían llegado al lugar. Dieron al contacto, colocaron una piedra en el acelerador y lo empujaron hacia el lugar, que habían calculado, era lo suficientemente profundo como ocultar el vehículo.
Ese jueves
El jueves, 24 de agosto, Marc y Paula salen de sus domicilios, cargan el coche con sacos de dormir, víveres y enseres para pasar unos días de disfrute, en el pantano de Susqueda, con la intención de navegar por sus aguas, a bordo de un kayak hinchable que portan en el coche en el que viajan, un Opel Zafira.
Esa mañana, se les ve sacar dinero de un cajero de Cellera de Ter y entrar en un restaurante del Pasteral, poblaciones cercanas al pantano al que se dirigen. El primer testimonio que se recoge es de la responsable de un bar, Simona, a la que preguntan cómo llegar a la zona que buscan y ella les dice que está a unos 9 km, a la vez que les indica cómo llegar. La pareja habla con Simona ese jueves, 24, entre las 13:00 y las 15:00h, mientras se toman unos refrescos en el local.
Terminada la consumición, entran en su coche y salen del aparcamiento, rumbo al lugar que quieren conocer, al que se llega por una carretera que, en la medida que se continúa la marcha, se convierte en un camino rural de tierra de difícil circulación.
Sin señal
Poco después, la señal de sus teléfonos móviles se pierde. Se hace el silencio sobre sus movimientos y paradero. Nada se vuelve a saber de Marc y Paula hasta que son hallados muertos, el 26 de septiembre.
Desde un mes antes, los investigadores barajan todas las hipótesis posibles: desaparición voluntaria, involuntaria, perdidos, secuestrados… Todas se diluyen ante el hallazgo. Después, del 26, se abren nuevas líneas para dar con los asesinos. Al menos dos personas por la forma de actuar y ocultar las pruebas.
Perfil
Trazar el perfil de los autores no es fácil, pero hay indicios racionales que apuntan a dos hombres, no mayores de 35 años, con antecedentes penales, conocedores de la zona donde han actuado y sus alrededores, y posiblemente con otras muertes en su currículo, sin ser descubiertos.
Las pruebas señalan ‘profesionalidad’, cuidado en no dejar rastro y conocedores de que los móviles (tal vez en la profundidad de las aguas) dejan rastro. Otra evidencia es que el robo no fue el móvil de tales crímenes, ya que todas las pertenecías, incluido el dinero, fueron encontradas.
Refugio
Con el arranque de las pesquisas, se supo que en los alrededores del lugar donde se encontró sumergido el coche, a varios metros de profundidad y de la orilla, se esconden inmigrantes indocumentados, de los países del Este de Europa, que practican la caza y la pesca furtiva, y ocupan viviendas deshabitadas.
Es de suponer que en estos meses, los investigadores han batido el lugar hasta el último rincón e identificado a quienes pululan por la zona. Sin embargo, el secreto que protege la investigación y este sumario no permite que ningún dato o avance en el caso, trascienda.
Incógnitas
Obvia mencionar que se desconocen las razones por las que la pareja fue ejecutada. Pero tampoco hay certeza de dónde ocurrieron los hechos. Es posible que los muchachos fueran abordados cuando buscaban el lugar donde acampar y es probable que fueran sorprendidos mientras organizaban, donde estaba el coche, la acampada para esa noche.
También se anota la hipótesis de que los jóvenes vieran algo que no debían de ver. Si así fuera, debió de ser un hecho delictivo muy importante: los verdugos tenían otra muerte ‘entre manos’ y fueron descubiertos? Tráfico de drogas? Qué pudo ser lo que vieron Marc y Paula, si es que vieron algo.
El desconocimiento es una puerta abierta a la especulación, incluía la hipótesis de que los autores culminaran su crueldad por diversión, al estilo narco mafioso de “vamos a divertirnos un rato con estos tortolitos”, hasta que en su delirio se percataran de que ‘la diversión’ se les había ido de las manos.
Tiempo
Los tiempos son elemento fundamental en las indagaciones. Si juegan en contra de las víctimas desde el momento de la desaparición, también lo hace en contra de los autores. Pasan más de 48 horas hasta que se denuncia la ausencia de la pareja, y otras tantas hasta que se sabe que ha aparecido en kayak, semihundido, con piedras en su interior y cerca del pantalán de amarre de las embarcaciones del pantano de Susqueda.
Pero hay un tiempo, que no es poco, desde que comienza el macabro suceso: sorprendidos, agredidos, ejecutados, colocados en el kayak, rellenar mochilas con piedras, arrastrar la nave hacia el interior del embalse, preparar el coche y hundirlo. Todo ello sin ser vistos ni oídos. ¿Cuándo duró este proceso?
Esperar
Por el momento, en el capítulos de Sucesos, solo nos queda esperar alguna información que desvele qué ocurrió ese 24 de agosto en el pantano; esperar que se produzcan detenciones y se resuelva tamaño caso insólito, y recordar que se van a cumplir 3 meses del crimen de Susqueda.