El PP está llevando a cabo una clara estrategia de cara a la legislatura: ocupar no solo el espacio de la derecha moderada en España, sino también el del centro político. Este espacio está muy disputado, ya que tanto el PSOE como Ciudadanos quieren hacerse con esa parte del electorado a través de un plan que, poco a poco, van cumpliendo. El primer paso era desmarcarse de Vox, algo que el presidente conservador, Pablo Casado, hizo durante el debate de la moción de censura al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Por lo tanto, el objetivo de este momento es extender la sombra de los populares sobre ese espacio comprendido entre los socialistas y los ultras de Santiago Abascal.
Sin embargo, para que se cumpla este plan, Ciudadanos tiene que desaparecer o, al menos, "no dar guerra". El plan de los de Génova 13 es atraer a personalidades de ayer y de hoy cercanos a Inés Arrimadas para ir debilitando a su propia presidenta y diluyendo el papel naranja en favor del segundo partido más votado de España.
Por ejemplo: el secretario general del PP, Teodoro García Egea, tiene una excelente relación con el "exnúmero dos" de Ciudadanos José María Villegas después de haber estado muchas horas reunidos conformando los gobiernos de Madrid, Murcia o Castilla y León tras las elecciones autonómicas de mayo de 2019. Hace unos días, el PP informó que la mano derecha de Rivera presidiría la nueva Fundación Propósito. Días antes, saltaba la noticia que Génova 13 fichó al bufete de abogados dirigido por el propio Rivera para recurrir la ley catalana de alquileres. ¿Casualidad? No parece
Desde Génova 13 aseguran que Arrimadas "está cavando su propia tumba" con el acercamiento que está protagonizando con el Gobierno. Los "bandazos" de la líder naranja ante el apoyo aparente de EH-Bildu a los Presupuestos Generales del Estado 2021 (PGE) están haciendo que el ya tocado partido esté perdiendo electorado a izquierda y derecha, algo que el PP quiere aprovechar para anexionar a personas y votos, de nuevo, bajo su cobijo.
No obstante, hay una orden clara desde la planta séptima de la sede nacional del PP, donde está el despacho de Casado: no se emite ni una sola crítica pública al partido de Arrimadas. La relación entre sendos líderes es muy cercana, pero Casado quiere eliminar políticamente a Arrimadas. Por ende, lo único que esperan es que los naranjas vayan cayendo en su propia trampa y su papel en el centro se vaya destruyendo para ocuparlo cuando la desaparición de Ciudadanos sea prácticamente un hecho.