La crisis económica desarrollada en la última década no ha dejado a ningún sector social al margen. Los que entonces eran adolescentes, ahora son jóvenes adultos que se ven afectados por situaciones de desempleo, contratos laborales inestables o importantes reducciones en la cuantía de las becas para cursar sus estudios. Aquellos que continúan su formación académica, a menudo se ven apurados con los pagos de matrículas, estancias en el extranjero o estudios de posgrado. Ante esta situación, muchos de ellos han visto el préstamo personal solicitado a través de Internet como una solución inmediata a sus problemas financieros.
Un estudio especializado en esta modalidad de créditos concluye que, a pesar de que el perfil de cliente de los préstamos rápidos se corresponde con gente de mediana edad, la presencia de esta práctica entre los jóvenes también es notable, ya que una de cada diez personas de entre 18 y 24 años ha solicitado en algún momento un crédito rápido.
Los préstamos que realizan estos jóvenes suelen denominarse “microcréditos” debido al reducido importe que solicitan. Al tratarse de pequeñas cantidades, las empresas que los ofrecen proponen a los jóvenes usuarios unas condiciones más rentables y provechosas que al resto de clientes. El tipo de interés suele ser fijo y oscila entre el 6% y el 12%, ambos porcentajes inferiores a los que se le exigiría a un cliente adulto. Además, al contrario de lo que ocurre con los préstamos tradicionales, muchas entidades que ofertan microcréditos no exigen declarar la razón por la que se solicita el dinero ni a qué va destinado. Tampoco exigen una persona que figure como aval. La gestión de dichos préstamos presenta también facilidades ya que pueden tramitarse directamente por teléfono y también vía internet.
El principal requisito para acceder a este tipo de servicios es, por norma general, tener una edad comprendida entre los 18 y 30 años, aunque hay empresas que realizan promociones específicas a aquellas personas que no superan los 25 años. La documentación que se requiere en la mayoría de las compañías a la hora de solicitar un préstamo rápido es:
· Documento Nacional de Identidad (DNI) para identificar a la persona que solicita el servicio.
· Número de la cuenta bancaria en la que se va a ingresar el importe.
· Extracto bancario con el que se demuestra la percepción de ingresos estables que garanten la devolución del crédito. Sin embargo, no todas las empresas mantienen este requisito.
Así mismo, es necesario alertar sobre la necesidad de hacer un uso responsable de estos recursos. Se aconseja hacer un estudio individual de las necesidades de cada joven. La autoevaluación es muy importante para ser conscientes de las posibilidades que cada uno tiene para devolver el préstamo. En caso de no ser capaces de hacer frente a los pagos con puntualidad, se corre el riesgo de que la deuda inicial se vaya incrementando progresivamente. Para que esto no suceda, es recomendable prestarle especial atención a las condiciones de devolución, así como calcular el importe que supone el tipo de interés acordado.