En medio de la crisis de la okupación, las empresas que se encargan de solucionar este problema han ido evolucionando desde una especie de comandos de boxeadores que bordeaban la legalidad hasta los actuales mediadores con mucho músculo. Los expertos aseguran que estamos ante un sector que se ha vuelto muy lucrativo y cuya función juega, todo el tiempo, con los límites de la ley. Eso sí, las compañías han logrado pulir su manera de trabajar, dejando en el pasado la fuerza bruta y optando, en la mayoría de los casos, por la negociación.
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En los últimos años se han hecho muy populares nombres como Desokupa Exprés, Desokupa, Fueraokupas, Desokupamos… un tipo de empresas que han proliferado a lo largo de los últimos años por el aumento de manera desproporcionada las viviendas okupadas para poder devolverlas a sus propietarios legítimos.
Su actividad ha sido puesta en entredicho en varias ocasiones por emplear técnicas de coacción o, presuntamente, llegar a intimidar a los inquilinos ilegales para lograr que salgan de las viviendas okupadas.
Algunas de estas empresas no dudan en anunciarse a través de Internet como si fueran auténticos comandos de boxeadores. Pero, en la mayoría de los casos, prefieren una imagen mucho más conciliadora que tienen como objetivo la negociación y mediar para lograr su objetivo: expulsar a cualquier tipo de okupa.
Según Jaime Sanz, creador de Desokupación Legal, que ya ha superado la cifra de 2500 desalojos: “Intentamos hacerlo siempre de una forma cordial, hablando con los okupas, y por regla general resolvemos los casos de manera amistosa. Lo realmente complicado de este negocio es hacerlo bien, que el okupa salga bien, que tú no tengas problemas con el okupa y que el propietario tampoco los tenga”.
Además niega que los mediadores sean violentos ni aficionados a pasar horas y horas en el gimnasio: “Nunca sabemos cómo nos van a recibir. Nos hemos encontrado de todo en los inmuebles: casos de prostitución, tráfico de drogas, okupas agresivos… tengo un compañero al que casi le cortan un brazo con un machete, cerca de Madrid. La mayoría de veces todo sale bien, pero hay veces que no y por eso hace falta toma precauciones”. Sanz asegura que él mismo participa en todos y cada uno de los operativos realizados por su empresa.
Salvador Palazón, fundador de Desokupa Express, que tiene una media de 20 desalojos mensuales, “Nosotros contamos con un departamento jurídico formado por cuatro abogados y lo que hacemos es formar a los mediadores que van a ir a las casas. No se puede llamar a una puerta de cualquier forma, ni entrar a una vivienda como un elefante en una cacharrería” (…) “No son gente imponente que dé miedo, son gente fuerte, que le gusta el gimnasio y el deporte, y que, además, saben hablar muy bien, tienen una gran capacidad de convicción, peor siempre verbalmente” (…) “No usamos a gente imponente que dé miedo, sino a gente fuerte, que le gusta el deporte y que además saben hablar bien”.
Eso sí, ambas empresas niegan que sea cierto que le den dinero a los okupas para que salgan del inmueble. Según Palazón, “Eso sería fomentar la okupación y nosotros nos dedicamos a desalojar viviendas”. Si lo okupas son personas realmente necesitadas, los ponen en contacto con los servicios sociales o con casas de acogida para que les ofrezcan una alternativa para alojarse.