Siguen las polémicas en torno al chalet de Galapagar de Pablo Iglesias e Irene Montero. Ahora, una mujer que se paseaba con la bandera de España por la calle de la vivienda ha sido sancionada por la Guardia Civil por dar vueltas sobre el mismo sitio. La multa asciende a 600 euros y las reacciones no se han hecho esperar.
La nueva normalidad del gobierno de Pedro Sánchez
Los "cayetanos" o manifestantes pidiendo la dimisión del Gobierno se han obcecado en hacer la vida imposible al vicepresidente y la ministra de Igualdad. Lo que algunos llaman coartar la libertad de expresión no es sino la respuesta legal a un acoso y derribo hacia Pablo Iglesias e Irene Montero. O al menos, eso es lo que dicen sus simpatizantes.
La situación de esta señora es la de decenas de personas con nada mejor que hacer que salir a la calle a pasear para ver el casoplón de los miembros de Unidas Podemos. Esa es la excusa que dan pero desde el gobierno tienen otra visión: son manifestantes teledirigidos en lo que se supone una campaña de odio iniciada por VOX.
Laura Watcher multada con 600 euros
La susodicha, quejándose del gobierno social-comunista que tanto le molesta, se ha quejado de lo injusto de la sanción por restringir su libertad de movimiento y de manifestarse. Al parecer, la señora solo quería hacer indicar al vicepresidente y su familia su amor por la bandera. Según Watcher, Pablo Iglesias tiene cierta alergia a los colores de España.
La iniciativa propia es lo que movía a la multada ya que ella no ha formado parte de las manifestaciones que asolan el ya famoso chalet de Galapagar. Según su relato, acudía como cada día a una iglesia y lo único que hizo fue pasearse tres veces con una bandera de España vestida como una capa, un acto tan normal como cualquier otro.
Declaraciones a La Razón
"Me parece de locos, en la vida me había ocurrido esto", expresa Laura Watcher al ser cuestionada por el periódico de Planeta. La afectada denuncia que no tiene conocimiento del delito cometido y que a pesar de las restricciones, ella va a seguir ejerciendo su libertad de expresión. Según ella, el silencio no lleva a ningún sitio y los "procer" tienen que ser objeto de crítica al dedicarse a la función pública.
Al final admite que se trataba de una protesta espontánea tan natural como la que se produjo en Núñez de Balboa, donde señoras de su casa llevaban a las criadas a tocar la cacerola. Ella dice que si esas personas no fueron amonestadas… "¿Por qué Pablo Iglesias e Irene Montero me quieren achacar un delito cuando ellos también han participado en manifestaciones como las del 8-M?". Quizás porque ella es solo la punta de lanza de un acoso que involucra a niños pequeños, quizás solo por eso… .