Un juzgado de Alicante ha absuelto a cuatro médicos acusados de negligencia después de realizar una mastectomía a una mujer de 35 años sin que existiera un diagnóstico claro de que sufría cáncer de mama, tal y como explica la Fiscalía. La paciente reclamaba más de un millón de euros por las secuelas, las cuales provocaron que perdiera su trabajo. El Ministerio Público imputaba a los doctores un delito de lesiones por imprudencia profesional grave y pedía 18 años de prisión y el pago de más de 80 euros.
Milagros había sido diagnosticada y tratada en el año 2008 por un carcinoma ductal infiltrante en mama derecha en un hospital de Barcelona. Cuatro años más tarde, en un control de embarazo en su nueva localidad de residencia, Alicante, se le detectó un nódulo en la zona de la cicatriz de la intervención quirúrgica anterior. A pesar de que el bulto apreciado parecía benigno, una punción arrojó signos de que podía tratarse de un nuevo brote del cáncer.
Al ver los resultados, el doctor del centro catalán decidió, tras realizarle una exploración y comprobar los informes, que debía someterse a la paciente a una urgente mastectomía. La sorpresa vino después cuando, al examinar las muestras tras la operación, no se encontraron evidencias concluyentes de cáncer. Debido a ello se tuvo que proceder a la reconstrucción del pecho y, además, tuvo que ser intervenida otras ocho veces en sucesivas cirugías que afectaron a ambas mamas, ambas piernas y región inguinal. Perdió parte de la movilidad de un hombro y sufrió una depresión.
La Fiscalía y la propia paciente consideraban que los doctores tendrían que haber realizado comprobaciones antes de decidirse por una operación que provoca la pérdida de un pecho. No obstante, el juzgado ha tenido en cuenta que hubo durante el examen previo diagnósticos radicalmente diferentes y cabe la duda médica, más aún cuando Milagros ya había padecido la enfermedad. El diágnostico fue de especial dificultad ya que la mujer estaba embarazada y además llevaba una prótesis que le fue colocada en la primera intervención.
Milagros declaró durante el juicio que cuando le dieron la noticia de que el cáncer había vuleto, pensó “que iba a morir” y que tenía que despedirse de su hija de cinco años y de la que estaba por nacer. Cuando, tras la mastectomía, le explicaron que no habían encontrado cáncer, su primera reacción fue de alegría y después de ‘shock’. Ha sufrido múltiples operaciones posteriores, con complicaciones y muchos dolores.
Su vida personal se alteró y surgieron problemas con su pareja que les llevó a la separación y, a ella, a la pérdida de su trabajo. Trabajaba como profesional de laboratorio de instrumental clínico relacionado con el cáncer donde ganaba 60 euros anuales,pero no podía soportar estar vinculada con la enfermedad que tantos traumas le estaba provocando.
Tras un año buscando trabajo, ahora es autónoma comercial, con un contrato de agencia con una empresa relacionada con la neurocirugía que le paga 2.150 euros al mes a los que hay que descontar todos los gastos. Hubo otra empresa en la que la rechazaron debido a lo sucedido.
La sentencia concluye que en este caso se aunaron factores subjetivos, como la existencia de un cáncer anterior, y la “cierta habitualidad con la que, en casos difíciles, se emiteninformes discrepantes entre expertos”. Las dudas en un procedimiento penal deben ser resueltas, obligatoriamente a favor del acusado, recuerda la resolución, que dice de forma contundente: “La mastectomía podría haber salvado la vida de la paciente”.