No hay autocrítica. No la hubo en campaña, pero tampoco ahora. Es curioso lo ágiles que están para señalar el error ajeno y evitar reconocer que se han equivocado.
Lo de Ciudadanos es precioso. Más bien lo de Rivera. Ha convocado un congreso para decidir si se queda o se va. Le pide a sus votantes que elijan por él. Pero no funciona así. El líder es siempre el responsable máximo de la estrategia de un partido. Rivera delega en la militancia una decisión que tiene que tomar él. Lo que busca es un respaldo.
Eso lo ha hecho Iglesias también varias veces. En Podemos han votado la continuidad de sus líderes por el chalé. En campaña, lo más cerca que estuvo Iglesias de hacer un análisis crítico sobre su partido fue decir que se habían equivocado al confiar en Sánchez. Si eso se puede acercar a una autocrítica.
Pero en el PSOE tampoco han entendido nada. Ayer Ábalos dijo en Al Rojo Vivo que «no se trata de autocrítica». No sé de qué va entonces. Han perdido tres escaños y les va a ser más difícil ahora gobernar que en abril. Análisis nulo.
Pero hoy se nota que no le han dado una vuelta a eso. La autocrítica de Calvo en Hoy por Hoy: han bajado tres escaños por la cantidad de siglas que hay y el aumento de la abstención. Han perdido casi 800 votos. Igual es que hay algo más. Pero eso no lo dirán nunca.