Los últimos datos publicados por el INE, Instituto Nacional de Estadística, relativos al número de nacimientos en España en el primer semestre del año 2018, confirman la tendencia de los últimos años. Esto es, la bajada progresiva del número de nacimientos.
2018, UN 5,7% MENOS DE NACIMIENTOS QUE EL AÑO ANTERIOR
En los primeros seis meses de 2018 hubo un 5,7% menos nacimientos que el año anterior, con niveles similares a los de mediados de los 90. Estos datos de natalidad, son los más bajos desde el año 1941, fecha de inicio de este registro histórico.
Además, España no solo viene registrando un descenso progresivo del número de nacimientos, profundizándose tras los años consecutivos de crisis económica, sino también nuestro país se sitúa a nivel europeo con las tasas de natalidad más bajas.
LA REFORMA LABORAL DEL AÑO 2012, UNA DE LAS CAUSAS PRINCIPALES SOBRE EL MENOR NÚMERO DE NACIMIENTOS
Es evidente que la reforma laboral aprobada por el gobierno del PP en el año 2012, ha contribuido de manera decisiva al descenso pronunciado del número de nacimientos. Los datos estadísticos lo confirman. Esto es, por la extrema precariedad que se ha impuesto en el mercado de trabajo tras esa reforma, a través de contratos basura y sueldos de miseria, que han impedido e impiden que la tasa de natalidad pueda aumentar.
Sin un incremento en los salarios, tras años de recortes, y una estabilidad laboral en los contratos, se hace imposible que los jóvenes puedan plantearse tener un proyecto de vida, ni acercarse a la posibilidad de formar una familia.
EL PROBLEMA DE LA BAJA NATALIDAD
El problema de la natalidad, debería convertirse en cuestión central, para los partidos políticos, en esta campaña electoral, ya que si no se implementan medidas contundentes para favorecer el aumento de los nacimientos, entre ellas, eliminar la reforma laboral de la precariedad del PP, y apostar por la conciliación laboral y personal entre hombres y mujeres; este país no va a ser viable ni para seguir prosperando y generar condiciones de bienestar, ni tampoco para sostener el sistema público de pensiones, columna vertebral del sistema de prosperidad social.