Estudios llevados a cabo durante el Proyecto Saldicod han puesto de manifiesto que el consumidor medio desconoce las diferencias entre el bacalao al punto de sal y el bacalao desalado y es incapaz de diferenciar visualmente estos productos durante el proceso de compra.
Sin embargo, cuando el producto ha sido cocinado, el mismo consumidor es perfectamente consciente de las diferencias en sabor, aroma y textura entre ambos tipos de bacalao. Esto pone de manifiesto la enorme importancia de que la mención “al punto de sal” o “desalado” acompañe al nombre comercial y sea claramente visible, facilitando una compra consciente por parte del consumidor.
[Sumario]
Tanto el Consejo de Productos del Mar de Noruega como la Asociación Nacional de Fabricantes de Bacalao y Salazones (ANFABASA) promueven que el consumidor conozca estas diferencias y defienden las buenas prácticas de etiquetado para una fácil distinción entre estas dos variedades. Para ello, señalan algunas claves como que ni el color ni la cantidad de sal son factores concluyentes.