Con la salida del verano, muchos ya piensan en los siguientes meses del año y en el cambio de estación. Ya empieza el frío con el otoño, y los hogares ya ponen a punto sus calderas para afrontar un nuevo invierno. Las bajas temperaturas de los últimos meses del año y los primeros del año siguiente condicionan mucho a la hora de regular el termostato. Todo ello, influenciado con la factura del gas, que en los últimos meses subió de precio. Para ofrecer un mejor mantenimiento de la caldera, más información aquí.
Clima cambiante: ¿un inconveniente para las calderas?
Desde años atrás, las estaciones en nuestro país estaban más definitivas en cuanto a climatología se refiere. Pero en los últimos años, en muchos puntos de España se sigue con las altas temperaturas y la extensión de un verano cálido en los hogares españoles. Puntos como el sur de España o el Mediterráneo saben lo que es tener una temperatura anormal al tiempo meteorológico que toca por estación.
De hecho, durante las primeras semanas del otoño, ciudades como Sevilla, Murcia o Valencia entre otras han llegado a alcanzar los 30 grados. Un inconveniente a la hora de utilizar la caldera para mantener una temperatura agradable en casa. No todo es una mala noticia, ya que si la caldera de ese hogar está estropeada, ese tiempo se puede aprovechar para arreglar y mantener de la mejor manera posible la instalación. De este modo, se evita que el usuario mantenga la caldera antes de tiempo y sin prisas de última hora.
Las calderas: una competencia en el mercado
Las familias quieren tener la mejor caldera en su hogar con el objetivo de ofrecer la mejor calefacción posible en los meses de otoño e invierno. Por ello, el mercado cuenta con infinidad de marcas que ofrecen distintas opciones de elegir y varios modelos. Todas ellas, oscilan un precio entre los 600 y 900 euros, dependiendo también de las prestaciones que tenga y lo que puede ofrecer al consumidor.
El gas, un elemento indispensable para las calderas
Si hay algo que destaca de una caldera es la utilización del gas para mantener activa la instalación. Los hogares pueden utilizar tanto calderas de gas natural como de butano, así como las calderas de gasoil que pueden ser también una alternativa más para el usuario.
El gas natural es uno de los más extendidos en nuestro país. Es el menos contaminante de todos, pero necesita tener certificados de control en la vivienda y una ventilación idónea para la salida del gas. Por ello, estas instalaciones necesitan una revisión de una vez al año antes de que comience la temporada de frío.
Otras opciones están con el gas de butano. Una opción que se utiliza donde no hay instalaciones de gas natural y que se suelen utilizar en segundos domicilios para el usuario. Una medida ideal para aquellas viviendas utilizadas como turísticas o de uso poco cotidiano.
Por último, la opción de la caldera de gasoil también se utiliza cuando no llega la red de gas natural. Esto para el usuario son las más fáciles de mantener, pero el inconveniente es que son las más costosas. En este tipo de calderas, la revisión se hace cada cinco años para mantener la instalación de manera óptima para los próximos años. Hay dos tipos: las que se usan instantáneas (donde sólo se necesita la calefacción en momentos puntuales) y las que se usan por acumulación (que puedes disponer del agua caliente de manera directa).
Por ello, las revisiones y la instalación de una caldera en un hogar son esenciales para no pasar frío durante esta época del año. De este modo, la tarea del usuario será que las calderas mantengan sus instalaciones durante todo el año para que pueda calentar la vivienda lo mejor posible. La solución para arreglar los técnicos de empresas como Reparaciones Calderas Madrid, donde ofrecen soluciones a los problemas que tenga el usuario en la caldera.